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Suave tela debajo de su cuerpo fue lo primero que sintió al entrar en conciencia, su mente estaba entremezclada y dolía a montones, por momentos podía escuchar estática, se recompuso quedando sentada y trato de abrir los ojos pero por mas que lo hacía todo estaba oscuro.

Escucho el chillido de una puerta abrirse e instintivamente volteo hacia el sonido, su cuerpo se tenso al oír los pasos mas y mas cerca. Quien quiera que fuese no hablo, pero de alguna forma sentía su mirada.

El silencio se vio roto por otro par de pasos, una voz algo aguda y fuerte resonó, lo cual hizo estallar un poco más su cabeza.

—¡Vaya, vaya! Pues es cierto no se murió—Dijo con algo de burla—Aunque no parece que esté muy consciente ¿O si?—Preguntó mirando a Donna quien solo encogió los hombros.

Jean las escuchaba, era un idioma diferente pero lo conocía, aunque en ese momento no sabia de donde, reconocía la mayor parte de la plática.

—Y bien, es que además de los ojos también te sacaron la lengua ¿O que?—Cuestiono Angie fastidiada de tanto silencio por parte de la invitada.

Ojos fue la palabra clave para que la chica llevara una de sus manos sobre la parte donde deberían estar sus ojos, estaba cubierta por lo que parecían vendajes.

No recordaba mucho, a decir verdad todo era muy difuso, cuando quería recordar algo en específico empezaba a sentir como se le partía la cabeza en dos.

—¿Dónde estoy?—Consiguió preguntar, Donna había reconocido lo que dijo a pesar de haber hablado en Francés pues había aprendido cuando era niña.

Aunque Angie no había entendido nada.

—Ahora resulta que la muerta no habla inglés—Dijo con fastidio pues sería aburrido molestarla si ella no le entendía.

—No te preocupes estás segura, te encuentras cerca de mi casa y te trajimos para curar t-tus heridas—Había contestado Donna en francés para que la chica pudiera entenderla, aunque oculto el hecho de donde se encontraban pues cualquiera se asustaría al saberlo.

Aquella suave y baja voz había cautivado los oídos de la chica, quien miró en dirección a Donna quien se sintió vigilada a pesar de que la chica en realidad no podía verla.

—Yo... No sé qué sucedió—Alguna difusa imagen vino a su mente solo para revolverla más, unos segundos después volvió a tomar conciencia—¿Mis ojos?

—Lo siento, no pude hacer nada por ellos—Contestó Donna quien empezaba a sentirse agobiada por el exceso de socialización—Yo tengo que irme, deberías descansar más, puedes llamar a Angie si necesitas algo

Rápidamente salió al decir esto mientras Angie se quejaba

—¡Me lleva, y ahora voy a ser niñera de una ciega, lo que me faltaba! Uno ya no puede vivir tranquilamente como una muñeca normal porque le salen con estas cosas—Expresó mientras bajaba su tomo hasta murmurar.

La chica había entendido la primera parte, de alguna forma comprendía el idioma y sabía que quizá podría contestar, solo debía de buscar un poco aunque doliera, y lo encontró.

—Lo siento—Expresó en voz baja mientras se volvía a recostar, solo aquel pequeño esfuerzo le había costado sentirse a desmayar.

—¡Pero mira nada mas! Que si me entiendes, al final esto no va a ser tan aburrido entonces—Angie empezó a dar unos pequeños saltitos, pues tendría a quien molestar por algún tiempo y no aburrirse.

FissuresWhere stories live. Discover now