CAPITULO 7

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Mi alarma suena y me despierto, hacía mucho tiempo que no dormía tan bien. Desconecte todos los teléfonos de la casa y apague mi teléfono, no sin antes avisarle al abogado de Ricardo la situación de las mellizas para que se hiciera cargo.

Abro la puerta de mi habitación y la casa brilla de limpia, otra cosa que hice antes de acostarme a dormir fue llamar al servicio de limpieza, por una vez quería poder caminar por los ambientes de este departamento sin preocupaciones.

-Señorita ya estamos terminando, ¿le preparamos el desayuno?

¡¡Puedo desayunar en la terraza!!

-Si por favor, voy a estar en la terraza, me lo pueden alcanzar ahí –camino hacia la sala todo brilla. Sé que esta paz durara como mucho hasta la noche pero pienso disfrutarla. Solo voy a prender mi teléfono cuando termine de desayunar.

Aun en camisón y bata, me siento al sol para disfrutar de esta mañana, me traen mi desayuno y comienzo a comerlo.

-¿Necesita algo más señorita?

-No, muchas gracias y perdón por hacerlas venir en medio de la noche, si bien ya cubrí sus honorarios a través de la agencia, sobre la heladera hay un sobre, es para ustedes, repartilo entre las demás, gracias.

El personal se va y decido que es momento de enfrentar el desastre. A penas enciendo mi teléfono mensajes y llamadas perdidas empiezan a caer. No llego a revisar ninguno de ellos porque automáticamente una llamada de mi mama aparece en la pantalla.

-Mamá

-Alma, ¿Por qué no atendías? Llevamos toda la noche intentando hablar con vos

-Mamá, se me hace tarde para ir a la oficina.

-¿Vas a ir a la oficina? ¿Por qué no estas con tus hermanas en la comisaria?

-Primero, hermanastras. Segundo, le avise al abogado de Ricardo el debería de estar encargándose de ellas.

-Lo hizo, pero solo la van a dejar salir si pagan una fianza.

-No entiendo cuál es el problema.

-¡¡Alma por tu bien, espero que pagues la fianza de mis hijas!!

-Mamá ¿estoy en alta voz?

-Si Alma, Ricardo está preocupado.

-Si esta tan preocupado ¿Porque sigue en Uruguay?

-¡No me rompas las pelotas Alma, move el culo y paga la fianza de tus hermanas!

-¿Vas a dejar que me hable así?

-Estamos preocupado Alma, no te lo tomes mal.

Respira Alma... Respira...

-Yo no pienso mover un dedo por Cecilia y Carolina, ellas se lo buscaron. Suficiente tengo con pagar la multa que nos va poner el consorcio. Los dos trajeron a unas cincuenta personas anoche. A Cecilia se la llevaron por estar inhalando cocaína en la mesa del living y a Carolina por agredir a un oficial. Tuve que pagar a una agencia para que limpiaran el departamento y parte del edificio porque sus invitados estaban por todas partes. Así que dejen de romperme las pelotas, vuelvan y solucionen los problemas de sus hijas.

Termino la llamada, lo más probable es que Ricardo se comunique conmigo después de manera privada, y ahí muestre su verdadera cara.

Llego al edificio de la constructora y me quedo esperando a que llegue el ascensor, por el reflejo de las puertas veo a Fernando acercase por mi espalda, besa mi mejilla. No un beso de mejilla con mejilla, sino que deposita sus labios –Buen día gatinha, esta mañana me dejaste desayunando solo.

La nueva cenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora