Capitulo 3

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Mientras Fernando se despedía de su hermana, me puse a revisar los mensajes de celular. Por regla general, en lo que se refiere a los mensajes de la gente que vive en mi casa, solo los reviso una vez al día.

Las mellizas malvadas se quejaban de que no había comida, si yo hiciera fiestas todas las noches tampoco tendría comida por más de un día

Mi madre se quejaba del desorden que había encontrado cuando llego esta mañana. Bueno lo siento si no puedo dejar todo a la perfección, pero ellos tampoco cuidan a las empleadas que contrato.

Y Ricardo exigía un préstamo para invertir en un nuevo negocio

-No, no gatinha, lo que sea que estés leyendo que te está poniendo de ese humor te voy a pedir que lo dejes de ver.

- ¿Se supone que durante una hora y media me olvide de mis obligaciones?

-¡¡SII, eso es exactamente lo que se supones que es esa hora y media!! –Me grita Mía desde la puerta del local –así que dame tu celular

-No, lo necesito

-Por hora y media no

-Y si quiero pasar mi hora y media jugando al Candy crush

-lo haces en tu próximo día libre, hoy salís con garotiho y te divertís, entrégame tu celular

- ¿Y si hay una emergencia?

-Ya le pasé mi número, si pasa algo me avisa.

Suspire, el mal humor no me iba a ganar –Está bien, vamos –Comencé a caminar sin dirección alguna esperando que Fernando me siguiera, me alcanzo cuando llegue a la esquina

- ¿Qué te gustaría hacer?

-No sé, se supone que esta hora y media libre es para hacer algo que me guste, pero creo que no tengo hobbies.

-Me lo imaginaba, alguien con 26 años no llega a donde está teniendo hobbies, así que ¿Podemos hacer algo que me gusta a mí?

- ¿Tengo alguna opción?

-Parece gatinha, que no solo voy a tener que enseñarte a conversar sino también a divertirte.

-Tengo un nombre

-Y es precioso, pero gatinha te queda bien. ¿Tenes auto?

-Sí, pero solo lo uso los fines de semana, el resto de los días me manejo en taxi.

-Yo también vine en taxi, donde quiero llevarte no es lejos –Extiende su brazo y para el primer taxi que ve, abre la puerta trasera y me deja pasar primero luego se sube a mi lado.

-Vamos hasta los bosques de Palermo.

- ¿Me estas llevando a una plaza? Hay una a dos cuadras del local

-Si, pero en esa plaza no se puede hacer lo que quiero que hagamos –intento recordar que hay de especial en ese lugar, pero no se me viene nada a la mente

Viajamos en silencio, el recorrido no es largo y el taxi nos deja cerca del lago.

Una vez que el taxi se va, Fernando toma mi mano y me lleva al sector de los botes –Fernando no tengo el calzado adecuado para pedalear uno de esos botes

-No vas a pedalear, vos te vas a sentar y tomar un poco de sol mientras que yo voy a remar

-No suena muy justa la situación

La nueva cenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora