Capitulo 2

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Este edificio cuenta con dos terrazas, una privada solo para la familia Soler y otra para el resto del edificio que se dio en concesión a un restaurante, con la condición de que a los empleados se les otorgara un descuento así no tendrían que salir a almorzar en los lugares de la zona, cuyos precios son extremadamente elevados.

Pero esta terraza era prácticamente mía, mi tío no suele usarla así que me extraña que quiera que nos reunamos acá arriba.

- ¡Alma! Llegaste –sus fuertes brazos me rodean en un abraso –pensé que te gustaría que nos reunamos acá arriba, la primavera está llegando y no hace frio.

- ¿Ya pasaste por tu oficina?

-No, subí directo

-Bueno, hay un hermoso premio de cristal que pesa como 10kg esperándote, te lo dieron por el diseño de riego sustentable que desarrollaste en Salta.

- ¿No es irónico que premien mis diseños, pero no me quieran en las obras? Tengo que disfrazarme de Tomás Soler, un hijo ilegitimo tuyo para poder supervisar todo en directo.

-Solo porque no te gusta incomodar, sos la dueña de todo esto, deberías de mostrarte con orgullo en las obras y al que le moleste que renuncie.

-Cambiemos de tema, ¿para qué me necesitas?

-Me llego una propuesta de trabajar en sociedad en un proyecto

-No trabajamos en sociedad, esas uniones no funcionan, alguien la caga y nadie se hace responsable. Y todo termina en un juicio y una obra sin terminar.

-Lo sé, pero creo que esta nos conviene, esta persona tiene buenos contactos y una reputación en Brasil, mercado en el que queremos entrar, pero las regulaciones, políticas y favoritismos del país nos pone trabas. Trabajar con ellos nos podría en el mercado brasilero.

-Ya hice un meticuloso trabajo de investigación, es una buena empresa, sin juicios, demandas e incluso está en el puesto número 3 de la lista best places to work en Brasil. Y ahora decidieron abrir una cede en Argentina. Se instalaron en este edifico, en el piso 36, se dieron cuenta que no es posible llegar con los plazos de entrega y además el dueño está encantado con tus diseños, te quiere en el equipo. Le dije que no es tu forma de trabajar que si lo haces lo haces con tu propio personal y el ofreció la sociedad.

- ¿Crees que es una buena idea?

-Sí, creo que nos conviene. El problema es que yo tengo que viajar a supervisar unas obras así que estarías por tu cuenta. En caso de que aceptes empezarías de inmediato.

-De acuerdo, acepto. ¿Cuándo tengo reunirme con él para cerrar el trato?

-Por la tarde se encuentra ocupado, así que quedamos mañana a primera hora, yo viajo esta noche, por lo tanto, dejo todo en tus hábiles manos, queda en vos en decidir si trabajamos o no con ellos.

El timbre del ascensor interrumpió nuestra conversación, me acerque a través del intercomunicador con cámara para ver de quien se trataba, había un repartido en rollers sosteniendo un ramo de flores que parecían ser de metal –tengo una entrega para una señorita – hace una pausa para comenzar a leer una nota – poseedora de la llave que te permite ingresar en la terraza, es alta, rubia y una mala conversadora.

Autorizo a que se abran las puertas y efectivamente un ramo de flores hechas en aluminio son entregadas junto con una nota.

Sin tu reflejo en ella, solo son un pedazo de metal.

Con él, son las flores más hermosas

Hasta el próximo encuentro, Gata

- ¿Puede hacer un garabato en la pantalla? –hago lo que el repartidor me dice y luego se va.

La nueva cenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora