𝐗𝐗𝐈𝐕: 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐞𝐧𝐳𝐨

2.3K 251 258
                                    

Toni estaba viva. Apenas.

Pocas veces los ángeles tenían el permiso de la otra persona para poseerla, pero a Cheryl todo le daba igual. Cheryl no podía dejar morir a Toni, simplemente no era lo correcto, este no era el destino de la niña, y honestamente, poco le importaba si lo era. Iba a salvarla, por las buenas o por las malas.

Los arcángeles eran fuentes, Toni se curaría de inmediato si la diabla quería. Estaba maldita, pero aun podía sanar humanos, aunque jamás lo había hecho antes. Ella había sido la primera.

Suspiro era extraño ser mas baja, era extraño ser su esposa. Bajo los escalones que la había llevando a la azotea, y nadie estaba en el segundo piso. Todos se encontraban debajo, en donde habían estado al principio. Se oía el llanto de su suegra y las personas se comunicaba de manera rápida. Cheryl llegó hasta la escalera, pero se que quedo ahí de pie sin bajar y observando fijo a las personas mientras llevaba una de las pequeñas manos de su esposa al bolsillo delantero de su pantalón, con la otra apoyándose en la baranda, alzando un poco el rostro, mostrando superioridad ante todos los asquerosos seres humanos en aquella casa. Cada uno de ellos era lo peor.

Solamente estaban Ana, Thomas, Anthony y el sacerdote, el cual sostenía su cabeza ante la sangre que emanaba de un corte que a simple vista parecía leve pero era algo profundo.

Nada para morirse.

Ana dio un paso antes de que Anthony la tomará del brazo, pero esta jamás quitó la mirada del cuerpo de su hija, el cual justo ahora no lo estaba siendo. —¿Toni? ¿Bebé? —Le tembló la voz. Las cejas de la mencionada se alzaron, y su cabeza se fue ladeando lentamente con una cínica y ladina sonrisa en sus labios mientras observaba a la mujer caer de rodillas, sollozando. —P-por favor, devuélvemela, por favor.

—Ana...

—Por favor.

—Si, Ana. —Hablo Cheryl con la voz de su niña sonando tranquila y seca, tan fría como su cuerpo. —Paciencia. No mataré a Toni, todos ustedes podrán seguir matándolo como siempre. —Finalizó, comenzando a bajar las escaleras con paciencia.

El sacerdote llevo una de sus manos hacia el diablo en el cuerpo de Toni, pero este último fue más rápido y antes de que el mundano pudiese siquiera recitar algo, lo hizo volar hasta pegarlo contra la pared de manera brusca y dolorosa.

—No me digas que hacer, viejo estúpido. —A pesar del insulto, continuaba tranquila. —Tu, tu iglesia y tu Dios pueden besarme el culo. No esté, por supuesto. —Aclara. —Este sólo lo besó yo. —Asiente lento antes del girarse a la familia Topaz, observando a su suegra arrodillarse ante sus pies, aun sollozando con fuerza.

—Por favor, déjala ir. —Ruega. —Déjala ir...

—¡Está bien! —Exclamó, fingiendo animarse. —Pero dime "Por favor" de nuevo. —Claramente molestando. Sonríe un poco al ver el enfado mezclando con miedo en la mirada de todos.

—P-por favor... te lo ruego.

Vale, no es como si a Cheryl le agradase del todo, pero era la madre de su esposa. A pesar de sus absurdas creencias, esta le preparaba la mejor merienda cuando Toni se sentía mal, la llevaba a la cama, se acostaba con ella cuando tenía pesadillas, le había fiestas lo iba a buscar a la escuela y sorpresas, siempre intentaba tratarlo con la mayor amabilidad. Inhalo, mirando arriba unos segundos, pensando antes de exhalar profundo y ponerse de cunclillas frente a la mujer. Llevo una de sus manos al mentón de esta, la cual alzó la mirada con terror y tristeza, y la vio fijo por unos segundos.

—Sólo haz lo que digo, y todo irá bien. —Dijo, y la mujer aún sollozando asintió. Cheryl se paró nuevamente. —Ponte de pie. —Le ordenó.

𝐷𝐴𝑁𝐶𝐼𝑁𝐺 𝑊𝐼𝑇𝐻 𝑇𝐻𝐸 𝐷𝐸𝑉𝐼𝐿 || ChoniWhere stories live. Discover now