𝕰𝖕𝖎𝖑𝖔𝖌𝖔 𝖑

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2003.

No sabia exactamente como habia terminado ahi.

El infierno no era un lugar en el que le gustara estar. Si era el lugar de trabajo de Cheryl, y si, siempre sería bienvenida. Hasta tenía su propio trono pero, aun así, nada logró atraerla. Supuso que seria por todas las almas que le hablaron, rogándole que se los llevará, volviendo su mente un desastre.

Pero ese día lo necesita.

Las puertas del pasillo en el cual estaba aquella larga e interminable fila de almas se abrio. El demonio que había estado riendo y burlándose se callo ante la poderosa presencia, y fue como si las almas hubieran despertado, porque toda aquella que se encontró ahí descubrió la puerta de atrás. La Muerte dio un paso, y lucia... de muerte, literalmente. Todo su vestuario era completamente negro: llevaba unas botas cortas, unos pantalones de algo parecido al cuero, ajustados, una camisa ligera. Llevaba un abrigo largo, el cual era una mezcla de gabardina y capa, y su guadaña en su mano.

Su expresión era sería, y no se veía realmente temible, ya que no sólo su estatura no había cambiado, si no que emanaba mucha tranquilidad, pero el problema de los demonios ahí era que también emanaba mucho poder, y sabían que si ésta quería podía aniquilarlos.

Analizó a su alrededor, antes de comenzar a caminar lentamente por el costado de la fila, con la guadaña golpeando el suelo en cada paso y sus botas resonando.

Paso de largo al demonio que hacía una reverencia ante ella, y estuvo a punto de adentrarse a la puerta que la llevaba al calabozo, pero se detuvo. Bastó unos segundos antes de que se girará, observará a las pobres almas de la fila, las cuales llevaban ahí muchos años antes de que ella fuese inmortal, y luego llevo su mirada al demonio, el cual no le veía a los ojos. —Voy a llevarmelas a todas. —Tan sólo dijo, y chasqueo sus pequeños dedos por debajo de la manga larga de su abrigo.

Todos lo cuerpos de la fila se derrumbaron en sus lugares, haciendo un brusco sondio unísono, y no tardaron en deteriorarse, quedando tan solo mucho polvo energía la lugar. Toni suspiro, satisfecha antes de volver a ver al demonio, el cual se notaba que contenía su furia.

—Deberías de limpiar. —Comentó la Muerte, asintiendo lentamente, de acuerdo consigo misma antes de girarse.

—¡Tú...! Usted no puede hacer esto. —Exclama el demonio, molesto al haber desecho su trabajo. Por supuesto, almas nuevas llegarían, pero lo divertido era cuando eran siempre las mismas por mucho tiempo.

Toni nuevamente se giro en su lugar, observándolo fijo. Hace mucho tiempo, Cheryl le había dicho de hacer aquello, debido a que sentían el poder aún más y, citando a su esposa: "...Y como imbéciles que son, van a tenerte miedo."

Y era cierto. El demonio de inmediato retrocedió, se tiró de rodillas al suelo y se inclino ante ella, suplicando perdón entre susurros.

Toni frunció el ceño. —No voy a lastimarte, puedes ponerte de pie. —Le dijo, ladeando levemente la cabeza. El demonio rápidamente se levantó, aun medio inclinado en una reverencia. —Yo solo... quiero que me recuerdes que dijo tu reina... una vez más.

El demonio se removió incómodo en su lugar. —"Si mi esposa quiere venir aquí y volar este lugar en mil pedazos con su mente, espero no enterarme que se resistieron, porque les haré..."

𝐷𝐴𝑁𝐶𝐼𝑁𝐺 𝑊𝐼𝑇𝐻 𝑇𝐻𝐸 𝐷𝐸𝑉𝐼𝐿 || ChoniWhere stories live. Discover now