𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈: 𝐎𝐣𝐨 𝐏𝐨𝐫 𝐎𝐣𝐨

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¿Quien diría que en la habitación de un motel barato se hospedería la verdadera reina del inframundo y una adolescente sin alma?

Cheryl estaba consiguiendo todo lo que Toni necesitaba. Debido a que ésta no tenía alma, le era difícil comentar el tener hambre, sueño, cansancio o malestar. Simplemente conducía hacia un rumbo desconocido. Habían pasado tres días, y fue cuando finalmente Toni llegó a la ciudad que condujo hasta un motel obligada por su esposa, la cual le consiguió un cuarto en aquel lugar con tal sólo ver a los ojos a la encargada, pronunciando claramente "Dale todo lo que necesite".

La habitación era mediana, acogedora y fría. Tenia una cama, un mueble con espejo, dos cuadros de pinturas y un baño pequeño. Luego de acomodarse, ya llevaban más de dos horas ahí. Toni estaba en la cama descalza y con sus manos sobre su estómago, observando el techo. La diabla se mantenía en un rincón con el anotador de Toni entre sus manos repletas de anillos, leyendo el exorcismo que ésta había anotado y, entre páginas encontró cosas adorables: "Cheryl + Toni" "13/11/67" y frases de canciones de los cantantes favoritos de su niña.

A pesar de los fuertes latidos en su pecho, la diabla también sentía rabia. ¿Cómo había sido tan estúpida para descuidarse? La realidad era que ella no podía haber sabido que aquella niña que mantuvo vigilada desde pequeña podría llegar a ser algo importante para ella. No sabia que iba a querer protegerla de tal manera en la que arriesgaría todo, no sabia que iba a...

—Bien. —Toni interrumpe sus pensamientos, llevando su mirada a Cheryl mientras se sentaba en su cama. —Sin nadie del bando de Dios y de tu bando la tiene, ¿Quien queda?

La reina del inframundo alzó la mirada para verla de mala manera, volviendo a la realidad. Tres días atrás, en la noche, la había tenido sobre sus brazos, incluso se habían besado, pero hizo mal. Esa Toni no era su Toni, no debia confundirse.

Suspiro mientras cerraba el anotador, dejándolo sobre el único mueble de la habitación. —Ese es el problema. No encuentro una manera de saber si alguien de cualquier bando la tiene.

—De todas formas, ¿Por qué alguien la querría? ¿Que es esa cosa tan importante que tiene como para robarla? —Cheryl volvió a alzar la mirada, observándola. No había pensando en una posibilidad así, ¿El alma de Toni tendría un precio? —¿O es sólo alguien que quiere molestarte?

Cheryl tenía bastantes enemigos, si ser la diabla significaba ser mal vista o llevarse mal con cualquiera que tuviese relación con el de arriba, así que habia grandes posibilidades de que fuese alguien que quiera molestarla, porque sabían que Toni era lo único por lo cual Cheryl se preocupaba.

—Lo sabre dentro de poco. —Dijo, y se acercó a la mochila de Toni, tomando de esta una bolsa de frituras y dejándola en la cama, cerca de su esposa. —Come.

—¿Quien, además del demonio que mató a Betty, querría hacernos daño? —Toni la ignoro, continuando con el mismo tema.

—Muchas personas, pero nadie se atrevería. Saben lo poderosa que soy, y es por eso que aún no comprendo bien, quien podría ser. Ahora calla y come algo.

Toni suspiro antes de tomar la bolsa de frituras, cruzándose de piernas y masticado sin ganas aquella comida. Estaba pálida había adelgazado un par de kilos y tenia notables bolsas oscuras bajo los ojos. Se veían como cuando solía pasar mucho tiempo al lado de su esposa, a excepción que ahora no lucia frágil... ahora lucia como que no le importaba.

Paro de masticar cuando una gran idea se hizo presente en su mente, y dejo la bolsa de las frituras a un lado, poniéndose de pie. Cheryl gruño ante eso, a punto de exigirle nuevamente que se alimente.

—Una vez me dijiste que mi alma estaba destinada a estar con la tuya.

Cheryl la observó fijo, sin saber a dónde podría llevar aquella conversación. —Así es. —Afirmó en tono seco, apoyándose contra la pared.

𝐷𝐴𝑁𝐶𝐼𝑁𝐺 𝑊𝐼𝑇𝐻 𝑇𝐻𝐸 𝐷𝐸𝑉𝐼𝐿 || ChoniWhere stories live. Discover now