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Palabras: 8420
Aviso Importante: Por mi manera de escribir o algunas expresiones que suelo soltar en mis historias intuyo que algunos ya sabrán que soy de España.
A lo que quiero llegar es que, como es obvio, yo me he criado con estas películas escuchándolas en castellano, por lo cual, en este tipo de escenarios, si veo importante plasmar una de las canciones, lo haré con el idioma con el que me crié, pero para aquellos que hablan español latino pondré debajo la letra que corresponde a su idioma, porque entiendo que se les puede hacer raro leer la canción en castellano y así es más cómodo para ambos.
A donde quiero llegar con todo esto, es que siempre he presenciado discusiones con respecto a qué idioma es mejor o qué versión de X canciones es mejor, y esto lo quiero evitar en mis historias, porque este conflicto no lleva a ninguna parte.
Ambos idiomas y ambas versiones son bellos a mí parecer, lo que pasa es que cuando escuchas una canción con una letra distinta es normal que te choque y no te guste al estar acostumbrado/a a la versión de tu país, por ejemplo, yo me he criado con Pinocho en español latino, para mí sería imposible ver esa película en castellano.
Así que por favor evitad hacer comentarios innecesarios sobre el idioma de otra persona y respetad. ^^🌺
El sonido de las olas del mar que se estampaban contra la roca del barranco y del susurrar de los árboles cuyas hojas eran mecidas por el viento se entremezclaban.
Era una noche tranquila en el reino de Corona, sus gentes a esas horas debían estar dormitando, perdidos en el quinto sueño. Pero había alguien que vagaba cerca del barranco provocando que las luciérnagas que allí habían volasen hacia otro lado, claramente asustadas.
Se trataba de Gothel, una vieja y malvada mujer, de pelo canoso y notorias arrugas en su piel blanquecina. Sus paseos nocturnos al lado del mar eran frecuentes, pero no precisamente para tomar el aire o admirar el bonito paisaje marítimo, más bien, Gothel iba en busca de algo que se hallaba en aquella zona, una hermosa y majestuosa flor dorada, pero no era una cualquiera, esta tenía poderes mágicos capaces de curar las enfermedades y además de eso... Curaba la vejez.
Gothel echó su capucha hacia atrás, dejando ver su envejecido rostro y su cuerpo encorvado y débil. Sus ojos se posaban en la flor, su vida entera giraba ahora alrededor de aquel regalo, fruto del milagro.
Posó sus manos de largos dedos bajo los pétalos de la flor, rozándolos como si se tratase del toque de una pluma contra su piel. Entreabrió sus finos labios y comenzó a cantar, con una voz envejecida que a medida que cantaba iba afinándose, convirtiéndose en la voz de una mujer mucho más joven.
