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Palabras:7629
Nota: Lo siento pero no he conseguido encontrar a alguien que me pegue con Ray, había pensado en Denki pero no me terminaba de encajar, cuando me pasan estas cosas dejo al personaje original tal cual está, quizás veáis esto en más historias :,)
La lluvia de la noche anterior había dejado el suelo húmedo y encharcado. La hojas de los árboles estaban bañadas de gotas de agua que resbalaban poco a poco quedando colgadas unos instantes de la punta de las mismas para después estamparse contra el suelo y sumergirse en la tierra.
La mañana era parcialmente soleada, Freya se había despertado muy temprano para construir una balsa lo suficientemente grande para que cupieran los dos, cuando la dio por finalizada despertó a Katsuki lanzándole una bellota a la cabeza que le despertó enseguida, sacándole de forma violenta de su profundo sueño.
- Buenos días, bella durmiente. -Canturreó Freya.- Los caimanes se han ido.
Katsuki se asomó por el hueco del árbol de muy mala gana, con sus ojos ligeramente entrecerrados a causa del brillo del sol. Se adombró al ver a Freya subida en una balsa dispuesta a la perfección con una rama a modo de remo en su mano. Bajó de un salto y procedió a tumbarse, posicionando sus manos en la parte trasera de su cabeza para estar mucho más cómodo.
- Tenemos que llegar a Nueva Orleans para acabar con este embrollo en el que TÚ nos has metido. -Le soltó Freya señalándole acusatoriamente.
- No era yo el que iba paseándose por ahí con una tiara de mentirijilla.
Dijo mientras arranacaba una ramita con unas telarañas atadas en cada extremo de la misma, formando de ese modo una guitarra improvisada, comenzando a tocar.
- Agh... Di lo que quieras.
Freya comenzó a remar costosamente, puesto que era solo una haciendo el trabajo.
- ¿Sabes? Podrías ayudar un poco.
- Perdona, tocaré más fuerte.
Lo que Katsuki no sabía es que a poco metros de su posición un par de ojos lo observaban sobresaliendo del agua. Al parecer no todos los caimanes se habían ido.
- ¿Y si te dejas de tonterías y haces algo de una ve...?
Freya se giró y vio como el caimán abría su enorme boca, mostrando sus horribles fauces, dispuesto a darle un buen muerdo a Katsuki.
- ¡Cuidado!
El muchacho se giró, pero de poco sirvió, cuando hizo el amago de huir el caimán ya lo tenía encima, pero avanzó lo justo como para rodear a Freya con sus brazos, esta hizo lo mismo con él, actuaron sin pensar, por el miedo, creyendo que ya no tendrían escapatoria. Cerraron sus ojos y se apretaron con fuerza el uno contra el otro esperando a su fin.
