Capítulo 11

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Cedric y Lyra caminaron juntos en dirección de las Mazmorras. Eran de los últimos en irse del baile, habiéndolo disfrutado por completo. La castaña tenía en sus manos los tacones que ya le hacían doler los pies, y su pelo se encontraba algo despeinado. Rogaba por dentro no verse tan mal y que su maquillaje siguiera intacto, pero después de tanta horas era difícil esperar algo así. De cualquier manera, se sentía a gusto en compañía de Cedric, con completa comodidad. Una mezcla de su personalidad, con la sonrisa siempre presente en su rostro que tanto lo caracterizaba, y que además perteneciera a la casa de Hufflepuff, famosa por no juzgar a los demás.

Se miraron unos segundos fijamente. La mirada de Diggory impartía ternura a cualquiera que lo mirase, y por su lado, la mirada de Lyra causaba también muchos sentimientos. Los ojos de él, de color miel, se mezclaban perfectamente con los de ella, oscuros. Él, afable y tierno. Ella, intensa y misteriosa. Las ropas claras de él; las de ella, oscuras. Ambos hacían una hermosa pareja digna de admirar y cualquiera que hubiera dicho lo contrario sabía que estaba mintiendo. Se habían encargado de robar muchas miradas en el baile. Algunas llenas de felicidad; otras llenas de envidia.

Cedric besó a Lyra en la mejilla y le deseo unas buenas noches para luego desaparecer por las escaleras. En ese momento ella se dio cuenta que le hubiera gustado besarlo de verdad, y se preguntó a si misma por qué no lo había hecho.

Caminó unos pasos para adentrarse en la Sala Común y de la oscuridad pudo divisar a un chico rubio, mirando la escena con el rostro inexpresivo.

—Buenas noches —comenzó a decir con arrogancia, y siguió antes de que ella pudiera decirle nada— Todo esto de que salgas con un Hufflepuff no te sienta nada bien. Supuse que debía decírtelo yo porque nadie se atreve —dijo, arrastrando las palabras con asco, y acercándose más hacia ella, que lo miraba con hartazgo. Ambos sosteniendo la mirada desafiante, sin darse por vencido a quitarla antes que el otro.

—Este asunto de que por ser Slytherin no puedo estar con alguien de otra casa me aburre un poco, y la verdad que se te está quedando viejo, Draco. Deberías renovar el guion —contestó simplemente, encogiéndose de hombros, pero aun mirándolo. Él dio otro paso al frente, quedando más cerca de ella. Los separaban unos centímetros que de tanta tensión podían cortarse con una daga. Ella mantenía la mirada en alto, en parte también por el hecho de que Draco la superaba en altura por un poco.

—¿Y le has contado a tu padre que el campeón con el que sales es un traidor a la sangre, amigo de sangre sucias, o todavía no? —dijo, esbozando una pequeña sonrisa burlona en sus labios— No me imagino lo que dirán el señor y la señora Avery de semejante desquicio por parte de su perfecta hija.

Lyra lo miró con todo el odio que encontró en su cuerpo, y él seguía con su sonrisa maliciosa que tan bien lo distinguía. ¿Cómo alguien podía ser tan odioso?

—Sinceramente, Draco —comenzó a decir, sin dejar de mirarlo, arrastrando su nombre a medida que se acercaba un poco más a él, asesinando algunos centímetros entre ambos, con solo el sonido de la noche y el silencio inundando el lugar— Me cansa esta historia en la que siempre estas amenazando con contarle a mis padres lo que hago y dejo de hacer. Ya estas bastante grande, deberías intentar madurar. Actuar como un niño de primer año no te sienta nada bien. Supuse que debía decírtelo yo porque nadie se atreve —dijo, copiándose de las palabras de él, y siendo ahora ella la que sonreía de lado— La verdad, cualquiera diría que estas obsesionado conmigo —terminó.

Draco la miró por lo que fue un segundo, pero sintiéndose como años. En su rostro se veía que no esperaba que Lyra le dijera algo así, y cuando parecía no haber encontrado la respuesta correcta para contra atacar a la bruja, terminó con la poca distancia que quedaba, de manera bruta y salvaje, tomándole la cara con las manos frías, y la besó con enojo.

Lyra no daba crédito a lo que pasaba. Genuinamente no entendía si estaba imaginando, pero de la misma manera, depositando su odio, le devolvió el beso. Las manos de ella soltaron sus zapatos casi automáticamente, y se metieron en su pelo rubio platinado, despeinándolo rápidamente. Draco la empujo hasta que su espalda chocó con la pared de las mazmorras. No había nadie allí, pero más bien se sentía que no había nadie en todo Hogwarts o el resto del mundo, solo ellos dos.

Malfoy mordió el labio inferior de Avery, impaciente, haciéndola sangrar. Sus manos bajaron de la cara de ella hasta agarrarla del cuello, de manera tosca, pero sin lastimarla gravemente.

Y lo que habrán sido unos minutos más tarde, Draco fue el que se encargó de separarse y romper el beso. Mirandola fijamente, con la respiración algo agitada y los labios algo hinchados, sonrió.

—Me parece que la que está obsesionada conmigo eres tú —dijo, con desagrado, para luego darse vuelta y dándole la espalda, alejarse de ella ignorándola completamente.

Lyra hirvió de odio. Y mientras Draco caminaba por el pasillo con luz tenue para entrar a su dormitorio en la Sala Común, tomó sus zapatos del piso y saco rápidamente su varita que se encontraba escondida en su pierna, cubierta por el vestido y sostenida con algo parecido a una liga.

¡Expelliermus! —gritó, con odio. El rubio cayó rápidamente al piso, y ella caminó con pesadez hasta estar junto a él. Lo miró mientras él se incorporaba en el piso, pero antes de que pudiera responderle ella volvió a hablar— Cuídate la espalda, Malfoy —y se fue rápidamente, dejando a Draco con la bronca de su vida, mirándola irse con una mirada llena de desprecio.

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⏰ Last updated: Sep 17, 2021 ⏰

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nobody does it like you do (draco malfoy)Where stories live. Discover now