Capítulo 1

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La noche de verano se presentaba hermosa especialmente en ese día, cubriendo de luz de luna el enorme patio delantero de la mansión Avery. En el piso de arriba, Lyra se probaba algunos de los vestidos que su madre le había recomendado usar, por no decir que se encontraba totalmente obligada a hacerlo. Sobre su cama, un no tan gran gato negro descansaba plácidamente.

Su cabello castaño oscuro había crecido rápido en estos últimos meses. Tomo asiento frente al espejo de su tocador, aún envuelta en toallones que no se habían movido de su lugar desde que había salido de la ducha anteriormente. Suspiro en silencio, todavía mirándose fijo. Una leve capa de maquillaje colocada con mucho cuidado por su madre cubría su rostro, haciéndola parecer unos años mayor.

—"Ya eres toda una mujer, Lyra" —le había dicho con mucho entusiasmo, aunque su hija no sabía si tomarlo con algo positivo o negativo. Faltaba poco para su cumpleaños número 16, que festejaría en plena cursada de Hogwarts, como los anteriores años. La idea de crecer no le movilizaba un pelo, pero para decir la verdad, pocas cosas lo hacían.

Un minuto más tarde, los vestidos se encontraban de vuelta dentro del armario, y Lyra se encontraba vestida con un pantalón y un saco de color negro, además de unos zapatos formales. Sus padres, no concibiendo la idea de que una mujer pudiese usar algo más allá de un vestido, probablemente lo odiarían; pero al faltar tan poco tiempo para que llegasen los invitados de la fiesta, sabía que no había tiempo para que le reprochasen nada.

Su madre tocó la puerta y antes de poder esperar una respuesta se adentró en la habitación, con el sonido de sus altos tacones resonando en el gran cuarto. Una mueca de desagrado se apodero de su rostro de manera casi inmediata.

—Lyra, solo te pedí una cosa. Solo una cosa —replicó la mujer con un largo y lacio cabello negro y piel pálida. Su hija la miró inexpresiva mientras terminaba de arreglarse.

—Lo siento, mamá, pero así estoy mas cómoda. Y por favor, no mientas. Me has pedido dos cosas el día de hoy.

Su madre la miro sin entender. Amaba a su hija e intentaba darle todos los gustos, al igual que su marido. Sin embargo, al ser la "mujer de la familia" aseguraba que debía guiarla en cada uno de sus pasos, sino incluso darlos por ella.

—Me has pedido que me comporte —volvió a hablar la Avery menor, apartando la mirada de su madre para volver a mirarse al espejo— Y que sea especialmente buena con... la familia Malfoy —terminó de hablar, lentamente, arrastrando las palabras.

Los Malfoy. Amigos de sus padres desde que podía recordar, y padres de su compañero de curso y de casa: Draco. Forzados a compartir una amistad desde pequeños.  Y, sin embargo, sus familias no habían logrado éxito alguno.

A Lyra personalmente no le caía mal Draco, pero tampoco le caía específicamente bien. Lo trataba con respeto, como a todo el mundo, porque así había sido educada. Draco, por su lado, tenía sus momentos. Al igual que con todo el mundo... porque así había sido educado.

Lyra opinaba que su fachada del bully del colegio se había vuelto aburrida. Y con el paso de los años, se habían distanciado cada vez más. Y, sin embargo, por la posición de ambas familias, sus caminos volvían a cruzarse. Como un primo lejano al que solo ves en las navidades, pero que probablemente se olvide de tu existencia el resto del año.

La madre suspiro con paciencia. Su hija podía ser antipática en ocasiones. Aunque mas que nada, lo era con aquellos que intentaban lavarle la cabeza con ideas. Sus padres, con la sangre pura. Sus compañeros de Slytherin, con lo mismo.

—Hija, cariño —dijo despacio, buscando en su cabeza la manera de no ofender a su hija, esperando que esta pudiera entender— Tu padre, su trabajo en el ministerio... Bueno... Tu más que nadie sabes que los Malfoy son muy cercanos a nosotros.

nobody does it like you do (draco malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora