Capítulo 2

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Una vez que se logró ver el iluminado y gran estadio de Quidditch, Lyra no pudo evitar sentir una gran emoción dentro de sí. Intento disimularla, claro, porque sentía que debía comportarse así frente a los Malfoy. Se limito a sonreír.

—Señor Malfoy, esto es increíble. Muchísimas gracias por invitarme —dijo con educación, dirigiéndose a Lucius mientras se adentraban buscando sus respectivos lugares. El hombre de pelo rubio y largo le sonrió levemente.

—Por favor, basta de agradecer Lyra. Eres como una hija para Narcissa y para mí.

Lyra se estremeció. Había algo del señor Malfoy que la intimidaba, y que la llamara su hija no le hacía ninguna gracia. Sin embargo, intento no demostrarlo. En parte, y sin querer admitirlo, la realidad es que Lucius le daba algo de miedo.

-Y por supuesto puedo afirmar que Draco es como un hijo para mis padres también -Draco la miró y rápidamente volteo la vista a su alrededor. No podía importarle menos lo que Lyra dijera sobre él, y se cansaba de su actitud de educada todo el tiempo. Le aburria que siempre fuese respetuosa, en especial con los mayores.

La castaña avanzo y se inclino levemente sobre una baranda de las numerosas escaleras para darle un mejor vistazo a la gran cancha de Quidditch. Cerca de ella vio pasar a quien reconoció rápidamente como Cedric Diggory, un chico de Hufflepuff tan solo unos años mayor que ella. Cedric la miro y le ofreció una gran y atractiva sonrisa mientras caminaba, que Lyra no tardo en responder. Mientras Cedric desaparecia en la multitud, Draco se acercó y miro la escena.

Volvió sus ojos a Lyra, quien, al sentir su pesada mirada sobre ella, se sintió ligeramente incomoda. Y antes de poder decir algo para romper el silencio y seguir caminando, se escucharon las voces de la familia Weasley por arriba de ellos.

El señor Malfoy se acerco a Lyra y su hijo, metiéndose entre medio de estos dos y sujetándolos por los hombros como si realmente fuese el padre de ambos.

—¡Ah, Arthur! Qué bueno que estés arriba. Si acaso empieza a llover, serán los primeros en saberlo.

Lyra no pudo evitar bajar la mirada, deseando escapar, pero sin musitar nada. Draco se rió con el comentario de su padre, claro. No evitaba nunca la oportunidad de criticar tanto a los numerosos hermanos Weasley como a sus amigos, Hermione Granger y Harry Potter.

A ella la verdad que estos chicos les daban igual. Había compartido alguna que otra vez una pequeña conversación con Granger, porque al igual que ella, era de las mejores alumnas del colegio. Cualquiera hubiera dicho que había una tacita competencia entre ambas brujas por ver quien tendría mejores notas al finalizar el año escolar, pero ambas estaban por sobre esas estupideces.

Con Harry y Ron nunca había hablado, pero sabia que siempre se encontraban peleando con Draco. Ella aseguraba que cualquiera que fuera tan inmaduro como para seguirle el juego al rubio era igual de estúpido que él.

A decir verdad, era difícil encontrar algún mago maduro en Hogwarts. Y no es porque tuviera algún síndrome de superioridad, sino que simplemente le cansaba las incontables peleas por unos miseros puntos para cada casa. Por suerte, su mejor amiga, Daphne Grengrass, opinaba igual. Por lo tanto, siempre se encontraban lo mas lejos de ser castigadas. Además, ambas brujas expresaban su deseo por convertirse en prefectas de su casa en el futuro.

—El mismo Ministro de Magia, Fudge, nos invitó a su palco para ver el partido —comenzó a decir Draco con mucha arrogancia, y su padre lo paro en seco. Lyra miraba la escena con desagrado.

—No presumas Draco... Son gente sin importancia —terminó el señor Malfoy, que luego se acerco a Potter para decirle algo que Lyra no logro escuchar.

nobody does it like you do (draco malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora