Capítulo 11

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La curiosa, pero esporádica noche caía sobre ellos, sin que se dieran cuenta. Bailaban lento, pegando su cuerpo al contrario, combinando sus aromas, y sincronizando hasta el último sus latidos cardíacos.

Él lo observaba, lucía hermoso, brillante y único ante su vista.

Y ni siquiera se daba cuenta.

El chico detuvo su tarareo con sus movimientos, para verlo directamente.

¡Dios lo protegiera de tan curiosos y fugaces ojos que perpetraban su alma!

No podía dejar de verlos.

Si su condena era aceptar ser castigado por ellos, no sería el primer y último hombre que cometería hasta el peor de los delitos con tal de ser su fijación.

Y verse reflejado a sí mismo en ellos.

Itadori veía confundido, con una sonrisa extrañada, al mayor. Satoru estaba embobado, perdido en esos pares de almendras que lo atisbaban. Tomó su mano y la colocó en su mejilla, recordando lo mucho que amaba hacerlo.

— Tu... - comenzó el albino, escapando de su trance

— Siempre que empezabas a sobrepensar colocabas tu mano en mi mejilla - comentó - Solías decir que hacer eso te calmaba mucho

Satoru, sorprendido, amplió inmediatamente su sonrisa ante el detalle

— ¿Recordabas eso?

— Todo lo que decías y hacías quedó grabado en mi vida - dijo avergonzado - Ni borrándome la memoria podría escapar de esos recuerdos

El albino acercó aún más el cuerpo de Itadori para hundirlo en un enorme abrazo.

No podía estar más enamorado de él.

— Me siento tan estúpido a tu lado, como si no te mereciera - le susurró al oído

— No digas eso - dijo tomándolo por las mejillas, acunando su rostro - En todo caso, yo sería igual o más estúpido que tú... Por querer tanto a un estúpido que no me merece

Finalizó con una enorme sonrisa que achinaba sus ojos, mientras que las palabras de su amigo resonaban en su mente.

"Solo haz lo que te haga feliz, no te tortures con prejuicios. Si lo quieres o lo amas no esperes nada más"

«Supongo que tienes razón, como siempre, Fushiguro»

Después de pensarlo tanto tiempo, estaba seguro de tomar la decisión definitiva, la que siempre supo que tomaría. No quería seguirse engañando, anhelaba una vida junto a Satoru y a Yorou.

Quería seguir al lado de ese inmaduro, pero adorable Alfa de cabellos blanquecinos. Quería seguir despertando cada amanecer a su lado y poder ver ese azul marino que poseían sus ojos.

Tan majestuosos e indescifrables.

«Como su portador»

Ellos fueron la razón por la que cayó rendido ante Satoru, sus realmente atractivos ojos lo encantaron desde el primer momento en que los vio.

Quizás por los cuentos que solía contarle su padre de pequeño.

"Los ojos son el reflejo del alma, hijo mío. Siempre que conozcas a alguien ve sus ojos, descifralos, intenta entenderlos o usurparlos. Solo así, podrás determinar el valor de la persona."

Amaba tener esa clase de pláticas con él, pero... la forma de cómo las relataba eran algo melancólicas.

"¿Así te enamoraste de mamá? ¿Viste algo hermoso en sus ojos?" - preguntó un Yuuji de 7 años

Baby Counterattack - Goyuu [Resubiendo]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora