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¿Había escuchado bien? ¿Athenea le había dicho que lo amaba?

Kosair sonrió incosientemente y acarició las mejillas de la chica, quien con cada segundo que pasaba se ponía más nerviosa.

— ¿Me amas? — preguntó aún sin creerlo el rubio.

— Si... Ya me estoy arrepintiendo de habértelo dicho ¿Hay un hechizo para que olvides? — Athenea empezó a mover su pie con inquietud.

Mientras ella se moría de los nervios Kosair se sentía en el cielo, ¡Lo amaba! Cuando notó que la chica se iba a alejar se lo impidió, llevó una mano a la cintura de la menor y la atrajo a él causando un jadeo de la chica.

— No sabes cuan feliz me hace — murmuró mientras acercaba su rostro al de ella.

Athenea miró los labios del mayor para después ver los ojos del rubio qué cada vez se acercaba más, sentía que su corazón iba a explotar y su rostro estaba ardiendo.

Kosair aferraba una mano a la cintura de la chica y con la otra acariciaba la mejilla sonrojada de la menor, miró los labios de la chica y su corazón se aceleró más al sentirse cada vez más tentado.

El rubio acarició los labios de la chica con los de él hasta que no pudo más y la besó deleitándose con el sabor que le proporcionaba.

Athenea suspiró disfrutando del beso, sin ser consciente de sus actos pasó sus brazos alrededor del cuello del chico.

Kosair no se imaginó que el besar los suaves labios de la pelirroja le iba a causar tal placer y satisfacción, y ahora que sabía que podía sentir eso no quería dejar de hacerlo.

Athenea se sentía en el cielo, su más grande anhelo se había cumplido, después de haber estado enamorada por bastante tiempo al fin podía sentir los labios del rubio reclamando los suyos como propios.

Luego de varios segundos ambos se separaron ante la falta de aire, Kosair acarició la mejilla de la chica y sonrió feliz.

— El sentimiento es mutuo — la pelirroja sonrió y lo abrazó con fuerza.

El rubio inhaló el aroma que el cabello de Athenea desprendía y su sonrisa se hizo más grande.

"Me puedo acostumbrar" pensó el mayor mientras acariciaba la espalda de la menor.

"¡Me besó! Ya puedo morir en paz" suspiró Athenea con una sonrisa.

Kosair bajó la mirada al sentir el suspiro de la menor, se sentía tan pleno.

"Alto, me ama, la amo, la beso, la abrazó,  ¿Que procede?" La risa de Athenea lo hizo volver a la realidad.

— Pensaste en voz alta — comentó causando un sonrojo de vergüenza en el rubio — Ser pareja ¿Te parece? — propuso ella mientras se apartaba, pero su rostro estaba sonrojado por la pena de haber dicho eso.

Kosair sonrió levemente y se acercó al rostro de la pelirroja para volver a probar sus labios, ahora ya no podía regañarse por tener esos pensamientos y esos deseos hacia la menor.

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Una pelirroja sonriente entraba a la habitación de Navier, a las tres mujeres que estaban allí se les hizo raro ver cómo es que la pelirroja tarareaba mientras daba algunos brinquitos.

— Thea — llamó Navier con preocupación, Athenea siempre llegaba feliz a verla, pero no tanto, pues ahora parecía que en cualquier momento iba a vomitar arcoiris.

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