Estar bajo presión siempre fue mi forma de vida, la Universidad, la boda, el lazo, la relación con mi Omega...
De él no me quejo, es un gran hombre con cualidades que no todos tienen, es fuerte, decidido, autosuficiente, inteligente, con un carácter...
Ese día sería un poco mejor, tenía una conferencia en la tarde y su padre le había dado el día libre para que pudiera disfrutarlas.
Claro que le mintió diciéndole que eran acerca de la carrera, pero eso ya era normal.
Su prometido se excuso diciendo que tenía mucha tarea para no acompañarle, pero que se divirtiera e hiciera amigos. Lamentablemente su mejor amigo tampoco pudo ir, tenía que ayudar a sus padres y no podía quedarse a la segunda conferencia del día. Igual le acompaño la primera hora y media.
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Sólo quedaba una más, era para los interesados en el arte, varias figuras del mundo artístico fueron para hablarles a los chicos de la carrera de Artes plásticas, pero abrieron las conferencias a todas las facultades. Ahí estaba en una de las primeras filas escuchando atentamente y haciendo notas, se sentía bastante relajado y cómodo, no sabía si era por los temas de interés, el asiento acolchonado, el lugar tan bien diseñado o ese aroma sutil, pero demasiado agradable a Manzanilla y... ¿Lavanda?
Un chico delante suyo se levantó y se marchó, dejando solo a un chico de rasgos asiáticos. El olor tan agradable se mancho de incomodidad y un ligero temor. Eso le llamo la atención, sumado a la expresión de aflicción del joven lo hizo atar cabos.
Logro olvidarse de todo por un rato, regresaría a casa y pintaría un poco, no tenía que salir con su Omega por su carga de tareas, así que tenía el día libre.
Caminaba entre varios estudiantes que salían en grupos, las voces quedaron opacadas por su cabeza que se fue volando a otro lado, miro a su alrededor, las 6 de la tarde, los arboles se movían delicadamente por el escaso viento y el sol avisaba que en un par de horas desaparecería.
Hasta que todo se rompió y sintió un jalón en su brazo.
– Hola. Disculpa, creo que olvidaste esto, eres... ¿Aslan? – preguntó el joven de rasgos asiáticos extendiéndole unas hojas engargoladas.
– Ohh, si! Me salvaste, es un trabajo importante, no me dí cuenta que lo deje. En serio, gracias. – respondió realmente agradecido, aunque ligeramente nervioso por las avellanas que lo miraban. Incluso olía a avellana.
Hasta que fue ahí que se percató... Un aroma fuerte a Manzanilla, Avellanas y Lavanda se hizo presente. Era el chico quién olía así, un Omega por lo que pudo darse cuenta.
– No es nada, ví a las personas de mi alrededor cuando mi amigo se fue y después esto estaba en tu lugar. Fue fácil encontrarte por el color de tu cabello. – explico sonriente.
– Sí... Tu amigo se fue, es una pena. Te dejo solo, me pasó lo mismo. – compartió.
–¿En serio? Vaya, parece que es el día de abandonar a tu mejor amigo. – bromeó. – Tuvo que irse, tenía trabajo, pero esta es mi profesión, debo quedarme. –
–¿Eres artista? – preguntó interesado y comenzando a caminar por el campus con el Omega a su lado. Su corazón latía rápido, su lobo se levantó y aulló de forma extraña haciéndolo sentir incómodo.
