Olvido num. 2

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Espero a que me escriba y nada. Parece que desde hace días se desapareció, no lo he visto por el campus, no me contestó el último mensaje desde hace días, me parece extraño, habíamos conectado tan bien...

Las manos le tiemblan, quiere volver a enviar un mensaje, pero no quiere insistir, si el Alfa no quiere nada con él está bien, respetará aquello. Quizá el único que se ilusiono y sintió tanta conexión fue él.

Suspira y se levanta, no debería estar así por un hombre con el que ni siquiera tuvo algo.

Se prepara para irse, un nuevo día, mira hacia su escritorio y ve la pequeña escultura que le falta por terminar. Lo hará ese día, solamente le faltan unos detalles. Asiente decidido y baja rápidamente, es tarde y no le gusta llegar retardado a la escuela.

El día es pesado, pero lo adora. Nunca deseo algo más que estudiar esa carrera, el arte es su vida. Y a pesar que solamente le gustaba la pintura y escultura, aprender sobre todo lo que engloban las artes es espectacular, preferiría morir antes que dedicarse a otra cosa.

Siente un ligero jalón y olor a framburesas y crema, sabe quién es.

– Hola, Bonnie. – saluda alegre.

– ¡Ei-chan! Mi Alex me dijo que había un chico dando una lección de piano con el profesor, están en el salón de música, dijo podemos ir. ¿Quieres? – pregunta con una enorme sonrisa. Sus dientes blancos y derechos son encantadores.

– Claro... Tengo la tarde libre. Vamos. – el Omega lo toma del brazo y caminan juntos hacia el lugar.

Al entrar es verdad, no hay tantas personas de otras carreras que no sean de arte, pero la mayoría son los de Música. Huele algo conocido y su estómago se mueve, su Omega para las orejas y le susurra que ahí está. No entiende muy bien y decide ignorarlo. Se acercan discretamente sin hacer ruido a un Alfa alto y castaño.

– Bonnie, amor. – abraza por los hombros al Omega y sonríe. – Eiji, qué tal? – saluda en tono bajo.

– Alex, bien. Y tú? – saluda de regreso. Ese Alfa aroma a Moras le cae muy bien. Lo conoció por su amigo pelirrojo cuando estos comenzaron a salir.

– Bueno, chicos. Aslan se tomó el tiempo para ayudarme. El fue mi alumno hace muchos años y ayudará a algunos a corregir los movimientos de sus manos. – habla el profesor. .

¿A eso se refería su lobo? Mira con ojos abiertos al apuesto Alfa rubio y este se sienta en el banco del enorme piano.

–¿Alguien gusta pasar? No quiero elegir yo. – advierte.

Unos cuantos se atreven a pasar y son corregidos por el Alfa, incluso Alex pasó y regreso contento contándoles que ya casi no tenía errores, más necesitaba practicar su elasticidad.

El profesor lo mira directo e intenta ignorar.

– Eiji... Ven para acá. – llama. Este tiembla, no quiere reencontrarse. – Anda ven. Tenías algunos problemas con tus manos el otro día, quizá Aslan pueda ayudarte. – el profesor tiene una venda en la mano, por eso no puede ser él quien los ayude.

Se acerca dándose por vencido y sonríe tenso.

– Siéntate a su lado. Aslan, él es Eiji Okumura, tiene dificultad por sus manos. Ayúdalo un poco, ya vuelvo. – se da la vuelta y va hacia su escritorio.

– Hola... – saluda el de mirada jade.

– Hola. – responde cortante, esto es incómodo. Desea patear a su tonto Lobo que da vueltas ilusionado.

– ¿En qué tienes problemas? – pregunta. Contigo, contigo tengo problemas.

– El profesor Dean me daba clases, pero las dejé, me causaban demasiado dolor. Mis manos son muy pequeñas para tocar el piano con mucha habilidad. Sé lo básico y puedo tocar canciones fáciles, pero no más. – explica con la mirada puesta en el piano.

𝙐𝙣𝙙𝙚𝙧 𝙋𝙧𝙚𝙨𝙨𝙪𝙧𝙚 - 𝐀𝐬𝐡𝐄𝐢𝐣𝐢 ~ ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇOù les histoires vivent. Découvrez maintenant