Estar bajo presión siempre fue mi forma de vida, la Universidad, la boda, el lazo, la relación con mi Omega...
De él no me quejo, es un gran hombre con cualidades que no todos tienen, es fuerte, decidido, autosuficiente, inteligente, con un carácter...
Este día era el cumpleaños del mejor amigo de su padre, así que irían a un pequeña comida en casa de este con su familia y demas amigos. Invito al rubio para pasar un buen momento, sus padres le animaron a esto y acepto gustoso.
Al igual que su Alfa, este le contesto positivamente y dijo que estaría allí sin falta, incluso arreglaria un par de cosas para llegar antes.
Con una sonrisa siguió arreglándose. Algo cómodo y lindo, como le gustaba. Le daría la noticia al ojiverde que su retrato ganó y sería expuesto en la universidad, seguramente le daría mucho gusto. Se sentaron casi una semana para terminarlo lo mejor posible, se había esforzado y puesto todo el detalle a plasmar la belleza sin igual de su "casi pareja".
Aun no sabía qué era de Aslan, más no le apuraba. Sabía que su conexión era especial y única, que no se comparaba con nada. Tenía fé que podrían pasar todo obstáculo que se interpuciese para estar juntos.
Al menos eso le dijo su lobo. No entendía esas advertencias de su parte. En su pecho sabía que algo pasaba, más algo también le insistía que no tenía de qué preocuparse o adelantarse. Que todo sería aclarado en su momento y debían ser maduros.
Así que confiando en su lobito siguió todo con naturalidad.
Acomodo sus accesorios antes de bajar y sonrió al espejo, realmente era lindo.
Cuando iban de camino y a punto de llegar a su destino el mensaje de su Alfa le hizo sonreír, acababa de salir y venía de camino.
Todo iría bien.
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Cuando iba de camino su amigo el llamo mas ignoro esto, no quería hablar con el. Llevaba tiempo evitandolo en realidad.
Sabía que si Shorter le preguntaba le platicaría y tendría que recibir un sermón por ello, pues conocía a su amigo.
Así que intentando tener un buen día y terminarlo aún mejor con su Omega, por hoy no respondería. No tenía nada importante hoy, lo había pensado y nada. Así que no había excusas.
Estacionó en el lugar y llamo al pelinegro para que saliera por el. Claro que moría por verlo, lo extrañaba cada día, estaba desarrollando sentimientos muy profundos por el bonito Omega japonés y realmente ya no quería parar su enamoramiento. Estaba bien, quizá esa forma fue la que la Luna hizo para que pudiera ser feliz.
Con ese pensamiento recibió al bello hombre entre sus brazos y le beso lento, lleno de cariño y ternura. Este le sonrió y se abrazo a él invitándolo a pasar.
No había convivido con tanta gente tan agradable al mismo tiempo. Fue recibido de la mejor manera, conoció a quienes habían sido cercanos últimamente a la familia. Comió, bebió un poco, converso sobre temas muy variados e incluso bailo con el hermoso Omega pegado a el, todo fue de maravilla.
Se sentía bienvenido y con buenas personas, no podia estar mas feliz. Todos en aquel lugar apoyaban su relación y les animaban o deseaban suerte, contándole que Eiji ya merecía a un Alfa digno de el. Pues anteriormente había tenido experiencias malas.
