Asfixia.

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Sonreí mientras disparaba a las B.O.W.s. Ni siquiera pensaba en mis movimientos, todo se había vuelto tan automático: Avanzar, detenerme, disparar, avanzar, detenerme, disparar. 

Así estuve hasta que llegué a la otra orilla. Me coloque contra la pared y seguí disparando. 

<<Si sigo aquí me encerraré>>.

Recargue la escopeta, disparé y salí corriendo por el pasillo de la derecha. 

<<Mierda>>.

B.O.W.s llegaron por enfrente. Me detuve. 

<<Son demasiados>>.

Revise los cartuchos. 

<<Solo dos>>.

Las B.O.W.s gruñían y decían cosas ininteligibles. Me sentí tan atrapado, con una soga en el cuello que se apretaba cada vez más, tan asfixiado como aquella vez. 

—Le tiene envidia —comentó Piers sentado frente a mi escritorio. 

Estos últimos días habían sido bastante malos. Norman se encontraba muy pendiente a todo lo que hacía, por ende, mis salidas con Piers disminuyeron. Creo que pensaba que sucedía algo entre nosotros. 

—Es que todo el tiempo cuestiona todo lo que hago y es frustrante. 

—Tranquilo, capitán, eres el mejor, una leyenda, solo es mera envidia. 

—Gracias, Piers. 

Me levanté para abrazarlo cuando alguien tocó la puerta. 

—Adelante. 

Un soldado del equipo Bravo entró. De reojo miró a Piers. 

—Aquí están los informes, capitán Redfield —estiró su brazo para entregarme los documentos mirando despectivamente a Nivans. 

—Gracias por traerlos. 

—Está bien. Me retiro. 

Sus ojos se desviaron por unos segundos a mi entrepierna o al menos eso pareció. Antes de salir inspeccionó la oficina y salió. 

—¿Qué acaba de suceder? —preguntó Piers confundido. 

—¿De qué hablas? —Claro que sabía de qué hablaba, simplemente quería ver qué es lo que él había visto. 

—El soldado que acaba de entrar nos miraba de una forma extraña. 

—¿Cómo extraña? 

—Ya sabes, como si le cayera mal —Abrió la boca para hablar, sin embargo se quedó callado. 

—Es que eres un buen francotirador, posiblemente te envidie —No se me ocurrió otra cosa mejor que decirle. 

—¿Te diste cuenta que te miro la entrepierna? —comentó algo molesto. 

—Solo bajó la mirada. 

—No, no solo bajó la mirada, también se mordió el labio. 

—No lo note, de seguro…

—Está bien, Chris —Se levantó del asiento aún molesto—, son tus asuntos. 

Salió de la oficina. Me costaba respirar tanto, que tuve que sentarme en la silla para calmarme un poco. 

<<Mierda, ¿que acaba de pasar?>>.

Tome un poco de agua pero eso no alivió la opresión en el pecho. 

<<Si los soldados piensan que salimos, todo se irá al carajo, y el afectado será Piers. Maldita sea>>.

Golpeé la mesa frustrado. 

<<No puedo respirar>>.

Con la culata de la escopeta termine de romper un pedazo del techo roto. Con rapidez y agilidad subí a aquel agujero. Las B.O.W.s se quedaron viéndome para después hundirse de nuevo en las profundidades.

La estructura se inclinó un poco. Coloqué mis brazos sobre las paredes, evitando estamparme contra ella. 

<<No importa lo que me cueste, te voy a encontrar>>.

Seguí andando por la nueva zona con mucho cuidado. La luz roja de emergencia aportaba un poco de visibilidad pero no lo suficiente. La estructura se caía a pedazos. Había varios chorros de agua por todos lados, los cuales algunos de ellos me mojaron, y no ayudaba en nada que la temperatura seguía descendiendo. Comenzaba a temblar. 

Caminé por un largo tiempo sin encontrar algo, ni siquiera una pista. 

<<Mierda>>.

Cada vez el frío se impregnaba más en mis huesos. Me senté en un lugar seco para comer un poco y agarrar algo de calor. 

<<Hace mucho frío>>.

Me acurruque para generar más calor. 

—En estos momentos de dificultad te extraño más que nunca —dije como si me estuviera escuchando—. El frío que siento se compara a aquella vez que me estabas ignorando, se sentía frío —reí—, jamás supe porque te enojaste tanto. 

Las lágrimas comenzaron a resbalar por mi mejilla, aumentando el frío en mi rostro. 

Los días que siguieron fueron aún peor. Norman no paraba de vigilar y cuestionar todo lo que hacía, la mayoría de los soldados susurraba cuando me encontraba con Nivans, y por si todo eso no fuera poco, Piers actuaba algo extraño, casi podría decir que se portaba fríamente. 

—¿Tienes los informes de los soldados? —le pregunté a mi teniente. 

—Aquí están, capitán —su tono de voz era más seco. 

—Gracias, Piers. 

—Nos vemos, capitán —se dio la vuelta para irse. 

—Espera, Piers —lo tomé del brazo—, ¿sucede algo? 

—Claro que no, capitán. 

—Puedes decirme Chris. 

—Necesito ir a entrenar. 

Solté su brazo y se fue sin mirar atrás. Regresé a mi oficina mientras todas esas miradas se posaban en mí, juzgando lo que aún no sucedía. 

Me senté en la silla. Sentí que todo se venía abajo. Cerré los ojos e incliné mi cabeza hacia atrás. 

<<¿Qué es lo que todos decían?, ¿Que susurraban?>> .

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