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"Últimamente he estado perdiendo el sueño"

—Mira el lado bueno, ya tienes el look de peleador.

La voz de YiXuan interrumpió el silencio que se había creado en la sala de espera, frente a la oficina del director. Yibo tenía los ojos cerrados mientras presionaba una compresa fría contra uno de sus ojos y decidió ignorar a sus amigos que estaban sentados a su lado. Toda su concentración se encontraba en evitar que las lágrimas bajaran por sus mejillas, el lado derecho de su rostro dolía pero se negaba a demostrarlo.

—No seas idiota, no puede verse.

—¿Por qué?

—¡Tal vez porque le sacaste el ojo con un yoyo! —gritó Wenhan.

La profesora que los mantenía ahí sentados, pareció agotar su paciencia porque se levantó haciendo caer la silla en la que se encontraba. Aunque estaba muy dispuesta a gritar se vio interrumpida por la llegada de otra profesora.

—Oh, ¿qué está pasando? —preguntó con una sonrisa suave, los chicos vieron que les guiñó un ojo y se relajaron en sus asientos— No le iba a gritar a estos dulces niños, ¿verdad?

—Profesora Xiao —la grinch, la profesora que había estado a nada de gritarles, se puso tensa ante la mujer enfrente suyo— Estos "niños" —hizo comillas con los dedos para enfatizar— estaban peleando fuera de sus salones, interrumpiendo la armonía.

—Esa no es razón para gritarles, estoy segura de que esto es un malentendido —contraatacó.

Yixuan como el chismoso que era, fingió inclinarse para atarse los zapatos mientras escuchaba con curiosidad el intercambio. Wenhan, lo golpeó en la rodilla al notarlo.

—Son pláticas ajenas —murmuró.

—Pero están hablando de nosotros —respondió.

Si le iban a meter en algo, mínimo tenía que saber que era, no por chismoso, sino por el bien de su futuro. Se enderezó de nuevo ante la mirada reprobatoria de Wenhan y lo ignoró mientras se reclinaba sobre él para llegar a Yibo.

—Oye, Wang —lo llamó, Yibo no se movió pero como su codo se inclinó hacia abajo, en clara muestra de que no quería golpearlo por accidente— ¿Conoces a la maestra Xiao?

Yibo frunció las cejas aunque YiXuan no podía verlo, empezó a sentir un hormigueo en su hombro por sostener tanto tiempo la bolsa de hielo que empezaba a descongelarse contra su piel. Un par de gotas resbalaron por su mejilla.

—No —Yixuan hizo una mueca mientras se volvía a enderezar.

Había escuchado el apellido Xiao antes, pero no recordaba donde. Quizá en algún rumor escolar, pensó, aunque la profesora Xiao era conocida por ser la mejor maestra de la escuela y ninguna generación de alumnos que la conociera se atrevería a hablar mal de ella. YiXuan y sus amigos nunca habían tenido una clase con ella pues sus grupos eran diferentes, era muy mala suerte.

Después de un rato la discusión entre ambas profesoras concluyó, la maestra Xiao se quedó en la habitación despidiendo con una mano a la grinch, con burla y se ganó una risita de Yixan. La mujer se giró para mirarlos.

—Hola, chicos, creo que aún no nos conocemos. —sonrió, Wenhan y Yixuan quedaron sorprendidos porque la sonrisa de la mujer era genuina, parecía hacer el lugar más brillante.

Si Yibo alzara el rostro, encontraría esa sonrisa muy familiar. Le recordaría a un chico que no podía salir de su cabeza, o quizá lo llevaría varios años atrás, en medio de un partido de fútbol con esa misma sonrisa alentando a alguien del equipo. Sin embargo no lo hizo, solo escucho el intercambio, con los ojos firmemente presionados mientras trataba de controlar el dolor.

Gracias A MamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora