Capítulo 33

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Wen Qing no reconoce al hombre detrás del escritorio al principio. Está oscuro en la oficina a la que los llevaron y ella nunca lo vio lidiar con el papeleo, nunca le prestó mucha atención en Yiling. Además, Zhang Shao se ve diferente con la cicatriz serpenteando por su mejilla, tirando de un lado de su labio.

El reconocimiento florece una vez que ella ya está demasiado dentro de la habitación para escapar. Es la forma en que mira a Lan Wangji, la aleta de miedo en sus ojos incluso cuando se inclina hacia adelante para ver mejor: es la misma forma en que él la miró cuando Wen Chao la hizo arrojar al calabozo.

Ya es demasiado tarde para hacer algo al respecto. Él la conocerá, y sabrá que el Segundo Maestro Wen la declaró traidora, y su único aliado está de rodillas con una espada apuntando a su cuello: la orden inmediata de Zhang Shao cuando el señor Lan entró.

Ella agarra a Bichen mientras Zhang Shao se recuesta después de inspeccionar a su prisionero y vuelve su atención hacia ella. Haber regresado a este lugar solo para morir, porque eso es lo que significará ser llevada ante Wen Rouhan, es algo a lo que puede resignarse. O podría, si solo estuviera su vida en juego. Pero no lo está. Ella está aquí, haciendo esto, porque Lan Wangji insistió y porque Nie Huaisang prometió hacer todo lo posible para salvar a su familia. No puede imaginar que todo irá bien si se corre la voz de que acompañó a Lan Wangji hasta su muerte.

Casi se sentía como si lo lograran. Durante todo el camino por ese último camino inclinado y a lo largo del borde de la ciudad, Wen Qing no se atrevió a mirar hacia atrás a Lan Wangji. Tuvieron suerte de que estos hombres no habían oído hablar de su caída en desgracia o estaban demasiado asustados de un verdadero Wen como para discutir con ella, pero ella no podía llegar a Wen Rouhan sin ser desafiada. Seguramente no podría. A pesar de que llevaba una poderosa espada espiritual, su única arma real era el engaño.

Al menos el papel que interpretó era uno que había practicado durante años.

Su suerte se mantuvo cuando cruzaron una sala que no estaba allí antes, una energía que ella no reconoció deslizándose sobre su piel como telarañas. Se mantuvo cuando llegaron a la primera barrera física, una puerta con barrotes abierta con una llave, una puerta que nunca antes había visto cerrada. Todavía se mantuvo cuando llegaron al primero de una serie de patios que deberían haber estado vacíos.

Cuando Wen Qing estuvo aquí por última vez, esta área estaba abandonada, todo hasta las paredes principales del palacio fuera de uso durante al menos dos generaciones.

Por otra parte, tampoco debería haber guardias en la pista. La guardia había sido aumentada o expulsada de otras áreas para dar paso a las marionetas de Wen Rouhan.

-Tendremos que informar del prisionero al capitán, Lady Wen,- dijo el más hablador de su escolta, y Wen Qing no tenía forma de negarse. No sí quería evitar al mismo tiempo que otros llegasen corriendo. Así que dejó que estos hombres la llevaran a Lan Wangji y a ella a un edificio que recordaba lleno de telarañas y no mucho más. Ahora, está lleno de desastres inminentes.

Esperar que el capitán fuera otro guardia ignorante nunca fue una estrategia sólida.

Ella ve que los ojos de Zhang Shao se agrandan un latido antes de señalarla.

-Agárrenla,- ordena. -¡Sometan a la traidora Wen Qing!

Ella curó su pierna, una vez, cuando se lastimó durante el entrenamiento. Ella le dio un consejo para que enviara a casa de su hermana sobre una dolencia que su sanador no pudo curar. Hasta este momento, ella había olvidado estas cosas, estas pequeñas piezas de practicar su arte. Ahora no importan, supone.

Lan Wangji se interpone en el camino del primer guardia que se mueve, lanzándose hacia adelante en un giro que derriba al otro hombre y termina con Lan Wangji de pie, pero Wen Qing no tiene tiempo para verlo pelear. Otros dos guardias ya están sobre ella y su propia espada se perdió hace mucho tiempo. Bichen es pesada y está firmemente sellada, pero no poder desenvainar la espada de Lan Wangji no hace que el arma sea inútil.

La guerra de Lan YuanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora