⊱┊BROKEN TIE 【Given OMEGAVERSE 】

Capítulo XXIV ❝¿Niña o niño?❞ 🔞

(ꈍᴗꈍ) ¿Creían que mis ideas calenturientas habían terminado? Pues no. Disfruten ( ˘ ³˘)♥

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MAYO 

(10 semanas)

Durante toda su vida, Uenoyama se había considerado un hombre práctico y de mente objetiva. Nunca se había dejado afectar por algo al grado de perder el control, eso claro está, fue antes de conocer a Mafuyu. Uenoyama se consideraba también una persona visual, fanático de la belleza. Sus ojos siempre seguían las cosas bellas. Mientras caminaba, era el tipo de persona que se detenía a apreciar el paisaje, fotografiar la luna o un bello atardecer -aunque poco se lograra apreciar en la cámara del teléfono-

Por eso, no podía apartar la mirada de la adorable y sensual escena que ocurría frente a sus ojos. Era temprano, no más de las 9 y había subido a despertar a Mafuyu para obligarlo a tomar el desayuno, pero se encontró con un Mafuyu bastante despierto y dispuesto a vestirse para bajar.

Uenoyama se recargó en el marco de la puerta y observó a Mafuyu intentar subir sus finos pantalones de chándal -sin éxito-

Un puchero se dibujó en el rostro de Mafuyu, quien seguía ignorante de la mirada de Uenoyama sobre él-. Mafuyu dio un par de saltitos, intentando meterse el pantalón a la fuerza, pero nuevamente no tuvo éxito. Un pequeño gritito ahogado murió en su garganta, estaba haciendo un berrinche como un niño pequeño. Nuevamente, intentó forzar los pantalones y falló. Los pantalones yacían atorados en la curva de su trasero, y no subirían más.

Uenoyama estaba conteniendo una risa, porque encontraba adorable aquello, pero también sentía su sangre acumularse en su entrepierna.

Mafuyu chasqueó la lengua y se quitó el pantalón, molesto. Lo jaló con tanta fuerza que se lo llevó con todo y ropa interior. Uenoyama sintió la garganta seca. Sin importar cuantas veces lo hubiese visto ya, aquella vista era mil veces más hermosa que cualquier luna llena o atardecer.

Dos gotitas de sudor -resultado del esfuerzo por subirse el pantalón- bajaron elegantemente por la espalda de Mafuyu. Uenoyama recorrió con la mirada el recorrido de las gotas, hasta llegar a la elegante curvatura que unía la espalda baja al trasero de Mafuyu. La mirada de Uenoyama se detuvo en los pequeños hoyuelos por encima del oleaje del culo perfectamente redondo de Mafuyu. Su piel, perfectamente blanca y suave. Uenoyama tuvo que recordar como respirar. Estaba duro como una roca, y sentía que las manos le picaban por querer tocarlo. Uenoyama quería morder y besar ese pequeño culo perfecto, pero eran las 9 de la mañana, y Mafuyu ni siquiera había desayunado, y él estaba observándolo como un puto acosador. Tomó toda la fuerza de voluntad de Uenoyama para no caminar hasta Mafuyu y arrodillarse ante la perfección de su trasero, estirar sus mejillas y lamer su pequeño y precioso agujero hasta que estuviera flojo y listo para su polla.

Uenoyama probablemente debía desprender una aterradora aura a sexo, sus feromonas traicionándolo -como lo hacían siempre que se trataba de Mafuyu-. Mafuyu se dio la vuelta, conectando sus ojos ámbar con los de Uenoyama, y su rostro se deshizo en un puchero, ignorando por completo la erección de Uenoyama y la mirada de lujuria que tenía en su rostro.

— ¡Estos pantalones se encogieron! — chilló — La lavadora debió encogerlos

— Los pantalones no se encogieron, Mafuyu — dijo Uenoyama, con la voz más serena que pudo — Te creció el culo

Mafuyu jadeó de la sorpresa, y su rostro se tornó indignado. Lo estaba mirando con cara de '¿Cómo te atreves a sugerir si quiera eso?'

— ¡Claro que no! —replicó