Capítulo XXVIII ❝Esperanza❞

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Autora endeudada con las facturas del psicólogo que me cargaron en el último capítulo (っ- ‸ - ς)

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En sus 47 años de vida, Sato Mashiro había visto el amor en todas sus formas. Había experimentado el amor romantico con su esposo -ahora ex-, aún cuando nunca fue merecedor de tal afecto. Había experimentado el amor fraternal con su unica hermana, aún cuando no siempre tenían la mejor de las relaciones. Había experimentado el amor puro y desinteresado con su madre, y el amor sencillo y cálido de una sana amistad. Había experimentado muchos tipos de amores, pero ningún amor que había experimentado en su vida, se comparaba al amor incondicional que sintió al momento de ver a su hijo por primera vez, tan pequeño e indefenso entre sus brazos. Mafuyu fue su primer y unico hijo, y su adoración entera desde el momento en el que se enteró que estaba embarazada. Nada en el mundo podía compararse con el amor que sentía por su bebé -que, sin importar cuantos años tuviera, siempre sería su bebé- y Mashiro creyó que nunca existiría nadie en el mundo que pudiera igualar -menos aún superar- el amor que sentía por él.

47 años lo creyó firmemente, hasta que vio a Uenoyama Ritsuka, volverse un desastre total frente a sus ojos, incapaz de dejar de llorar o decir una palabra. Mashiro no había cruzado una palabra con Uenoyama aún, pero casí podía sentir el dolor irradiando del cuerpo de él al estar a su lado. Sato Mashiro jámas había visto tal devoción en los ojos de una persona. Uenoyama Ritsuka, un alfa dominante, reducido a un manojo de lagrimas por su pequeño Mafuyu.

Las primeras horas después de la cirugía de Mafuyu fueron un martirio. A ninguno se le permitió verlo, ni al bebé hasta que estuvieran más estables. En ese momento, las defensas de ambos estaban muy bajas y podía resultar peligroso verlos, ya que en ese momento sus cuerpos no contaban con las defensas necesarias para protegerse ni de las cosas más simples.

Toda la familia tenía el corazón roto, no había corazones más rotos que los de ella y Uenoyama. El doctor Haruki les explicó de la mejor manera posible el panorama, y aunque Mashiro no era ninguna experta, podía comprender la gravedad de la situación desde el tono de voz con el que aquel guapo doctor les explicaba.

Parecía inutil, y lo era, pero todo lo que podían hacer era solo esperar.

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12 horas después, se le permitió solo a la madre de Mafuyu y a Uenoyama pasar a verle. Tuvieron que ser completamente desinfectados y tuvieron que usar un uniforme especial previamente esterilizado.

Uenoyama permitió que la madre de Mafuyu pasara primero a verlo, y la señora Mashiro prometió que nunca olvidaría aquel gesto de su parte. La mujer estuvo cerca de 15 minutos en el cuarto y luego salió con lagrimas en los ojos. Fue difícil para ella el presenciar la imagen de su bebé en ese estado. Mafuyu tenía la cabeza cubierta de vendas y el abdomen también. Su piel estaba pálida como una hoja de papel. Tenía los labios resecos y su respiración era tan debil que apenas se podía ver movimiento alguno en su cuerpo, haciendolo parecer...casi muerto.

Lo unico que probaba que Mafuyu seguía con vida, era la imagen de su débil ritmo cardiaco en la pantalla del monitor que medía sus signos vitales a lado de la cama. La señora Mashiro se rompió al instante de verlo y necesitó un par de minutos antes de poder recomponerse. No podía imaginarse lo doloroso que sería para Uenoyama ver a Mafuyu en ese estado.

—Tómate tu tiempo, Ritsuka — dijo la mujer, colocando su mano sobre el hombro de Uenoyama, intentando reconfortarlo aunque sea un poco. Solo esperaba que él no se rompiera de la manera en la que ella lo hizo al ver a Mafuyu

⊱┊BROKEN TIE 【Given OMEGAVERSE 】Where stories live. Discover now