Capítulo 29

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La paz se respiraba en la Torre Tormenta, la reina Zubeia, gobernante de Xadia estaba más que tranquila en su hermoso hogar con su bello hijo y los eficientes guardias que cuidaban del lugar. Llegaba apenas el amanecer y con él, un cuervo que apenas era visible para los elfos de aquel lugar, pero una vez que estuvo más cerca, fue fácil distinguir que tenía un mensaje sujeto en la pata, el consejero de la reina, Ibis, un elfo de cielo, recibió al ave y tomó la nota para después entrar a la cueva donde la familia real de Xadia se encontraba. Los otros 8 guardias lo miraron con atención.

-¿Eso qué es? -pregunto un elfo de sol.

-Un mensaje, parecer ser de Katolis -respondió Ibis, mirando fijamente el sello real.

-Katolis, no debe ser nada bueno- hablo Tiadrin, cruzándose de brazos.

-Si bueno, la reina nos dirá lo que es -concluyo Ibis para desprender el sello y llevarlo ante la reina dragón.

Zubeia, por otro lado, observaba como el príncipe Azymondias, practicaba su vuelo dentro de la cueva. Había mejorado mucho últimamente, sobre todo si iban a cruzar la frontera para acabar con los humanos de una vez por todas, después de todo, los elfos no podrían solos, pero su planeación mental se vio interrumpida por su fiel consejero, quien la saludo con una noble reverencia.

-Ibis, sabes que no es necesario inclinarte ¿En que podemos ayudarte? -pregunto Zubeia con la misma serenidad de siempre.

-Le ha llegado un mensaje de Katolis, su majestad

-¡¿Katolis?! -grito el joven príncipe, perdiendo su concentración para después estrellarse contra las flores del suelo.

Rápidamente se levanto y corrió hacia el elfo.

-¿Katolis no es uno de los reinos humanos? -pregunto el pequeño dragón.

Azymondias era un dragón realmente adorable, aunque habían 2 años y medio de su nacimiento aun era pequeño y tierno, tan solo media la mitad de un elfo promedio y sus alas habían crecido un poco y hace tan solo un año empezó a hablar, era muy listo a pesar de su corta edad y sabia todo sobre la guerra aunque eso era porque siempre hacía muchas preguntas.

-Así es, veamos lo que dice, Ibis dale lectura por favor -pidió la reina, a lo que el elfo termino de abrir la carta y empezó a leer en voz alta.

Mientras tanto, los elfos que se encontraban afuera del lugar empezaron a murmurar, no es que fueran chismosos, pero si curiosos.

-¿Creen que sea una amenaza de muerte? -pregunto el elfo de sol.

-Muy probablemente, si viene de los humanos seguro no es bueno -dijo Lain con el ceño fruncido.

-Sí es eso, no lo permitiremos, tendrán que pasar pon encima de nosotros para que puedan tocar a la reina o al príncipe -dijo un elfo de cielo de pelo rojo.

-O tal vez son noticias de su hija -sugirió esta vez otra elfa de sol de nombre Sabah.

-Oh si, ha de ser la confirmación de su muerte -respondió Tiadrin con una sonrisa sarcástica.

-Pero ¿No te habían dicho que estaba viva? -pregunto Sabah.

-Pudieron matarla en cualquier momento -menciono Lain -como si esos humanos tuvieran piedad alguna

Por otro lado, Ibis había terminado de leer la carta.

-¿Un acuerdo de paz? -pregunto Zubeia un tanto dudosa.

-Eso suena bien, nadie más moriría... al menos no por la guerra -menciono Azymondias, inclinando un poco la cabeza.

-¿Y como podemos saber que no es una trampa?

-Por que tienen a uno de los nuestros, Rayla, una elfa de Luna del Bosque Plateado, en la carta dice que ella es la prueba viviente de que Xadianos y Humanos puedan vivir en paz -dijo Ibis, releyendo rápidamente la carta -También se menciona que aunque falta que acepten los otros reinos humanos, están trabajando en eso pero que Katolis es el primero en querer hacer este tratado

Zubeia no lo pensó demasiado, no cuando vio a su pequeño hijo, quien sonreía emocionado, se veía aliviado de no tener que lidiar con la guerra, al menos no por ahora, además, todos sufrían los efectos de la guerra, porque en este punto ya no se trataba de ganar sino de quien perdía primero, quien moría antes, quien se mostraría débil para rendirse. Fácilmente, pudo tomar una decisión.

-Llama a los guardias -ordeno la reina.

Ibis asintió con la cabeza y salió de la cueva rápidamente.

-La Reina Zubeia solicita su presencia -dijo el elfo de cielo, para entonces regresar a la cueva y todos empezaron a caminar justo detrás de él.

El grupo de elfos hizo una reverencia al entrar, la reina empezó a hablar.

-Quiero que cada uno de ustedes regrese a su pueblo y les den esta noticia, los humanos nos han propuesto un tratado de paz, no nos reuniremos en la frontera con Katolis para pelear como es nuestra costumbre, una vez que cumplan su tarea, regresen aquí donde es su lugar, Ibis, para ti hay una tarea diferente, necesito que encuentres un mensajero, si es alguien con alas y que no llame la atención, mejor, tráelo para que podamos explicarle la situación.

-Si majestad -respondieron con voz firme los guerreros, para entonces salir de la cueva.

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-Entonces ¿No iremos al campo de batalla? -pregunto Runaan algo sorprendido.

-Son ordenes de la reina, Runaan, Katolis propuso un tratado de paz así que la Reina mandara un mensaje para informarle al Rey humano que aceptamos -explico Tiadrin.

-¿Y como sabemos que podemos confiar en eso? -pregunto Ethari.

-La reina no dijo nada al respecto, pero supongo que los humanos han de haber tenido una clase de revelación que los hizo pensar que ambas naciones se llevarían bien -dijo Lain.

De un momento a otro, todos unieron las piezas y se miraron unos a otros con sorpresa, Runaan frunció el ceño.

-No... no creerán que Rayla fue parte de esto ¿Verdad?

-¿Bromeas? Fue ella ¡Ella fue la revelación! -exclamo Ethari contento -sabía que iba a lograr mucho pero no imagine que tanto

-Bueno, por lo menos sabemos que en realidad, si esta viva -dijo Lain de la misma forma.

-Y con el tratado de paz, podremos verla pronto -termino de decir Tiadrin, a quien se le empezaron a inundar los ojos. Era casi imposible contener las lagrimas de felicidad y emoción de volver a ver de nuevo a su querida hija.

 Tanto los padres de la joven como Ethari se sentían contentos por la noticia y quizás un poco orgullosos de ella ¡La guerra tendría fin! Y ella había colaborado en eso, pero por otro lado, Runaan aunque se sentía contento por saber que Rayla estaba bien, también sentía que de alguna forma u otra los habia traicionado, se había vuelto amiga de los humanos, quizás hasta se había vuelto amiga del príncipe que se suponía debía matar. No lo sabía, solo sabía que eso no era lo que ella había aprendido y que había faltado a sus principios.

Pero no dijo nada, no quería arruinarle el momento ni a sus queridos amigos ni a su amado esposo, solo sonrió un poco por que a final de cuentas ¿Qué importaba lo demás?

Lo único que importaba es que podrían ver a su pequeña de nuevo.

¿Peleamos?Where stories live. Discover now