Capítulo 5

1.1K 322 12
                                    


     🔞 ADVERTENCIA🔞

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.

     🔞 ADVERTENCIA🔞

Mi cerebro procesa la información, pero no la sigue. No quiero estar cerca de él, me da miedo.

—No volveré a repetirlo —sentencia, ya más serio.

No quiero que se enoje y me quiera golpear de nuevo, así que me acerco despacio a él, arrastrando la cadena. Al estar frente a él me sujeta de la mano y me obliga a sentarme sobre sus piernas. Desliza una de sus manos por mis muslos y con la otra me acaricia el cabello aún húmedo.

—¿Cómo estás?

—Cómo crees que estoy, si casi me matas —suelto y mi voz es débil. De inmediato me arrepiento de haber dicho eso.

Él, con la mano que tenía antes en mis muslos, me aprieta la mandíbula. Me asusto, ojalá pudiera coser mi boca.

—Mide cómo me hablas, ¿o quieres que te vuelva a castigar? —amenaza apretando con más fuerza. Niego, no quiero que me castigue, no quiero nada de él.

—Estoy un poco mejor, pero el cuerpo me duele mucho —murmuro temblando, él asiente.

—Veamos si has entendido: ¿quién soy, Eunji?

Ejerce más presión, provocándome dolor. Eso me da a entender que debo ser cuidadosa con mis palabras.

—Eres... eres mi dueño.

—¿Y tú quién eres?

—Soy tuya. —No puedo sentirme más humillada después de pronunciar aquellas palabras, pero si no lo hago, si lo enfrento, será peor para mí. No tengo más opción, solo actuaré como él quiere para poder seguir con vida.

Gracias a mi aparente sumisión me libera la mandíbula y vuelve a acariciar mis muslos. Detesto que me toque, pero no me atrevo a mirarlo ni tampoco a decirle que pare. Así como estoy me queda muy fácil quitarle la máscara, sin embargo, no sé si quiero ver su asqueroso rostro.

—Así está mejor, no quiero hacerte daño, pero tú no paras de complicar las cosas —murmura con la voz más suave, eso me tranquiliza, pero con este tipo nunca se sabe.

—Lo siento.

Ni siquiera sé por qué me disculpo, pero veo que él se relaja.

—¿Has pensado en mi propuesta? —Claro que no, imbécil, ¿crees que puedo pensar después de cómo me dejaste? Niego con la cabeza, pues si hablo me temo que solo lo haré enojar—. Deberías —propone—, le enviaste a tu amiga un mensaje donde le avisaste que irías donde tu familia, ya que tu padre enfermó. Le dijiste que te quedarás hasta que él mejore y que no podrás contestar sus llamadas, ya que donde vives hay muy mala señal.

No puedo creer que él haya hecho eso, ahora de seguro nadie me está buscando, estoy condenada a quedarme aquí. Su mano se acomoda en mi entrepierna y comienza a tocar mi intimidad.

La Sonrisa Del Mal [#1] YA EN FÍSICOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant