Bienvenido a Prince, donde las paredes tienen oídos

753 25 2
                                    

«La universidad será la mejor etapa de tu vida» ¿La mejor etapa de mi vida? Si esta es la mejor etapa, no quiero ni imaginarme las que vendrán...

"La supuesta mejor etapa de mi vida", solo me ha traído conocer a gente a la que desearía haber fusilado, ignorar la carrera a la que estoy estudiando y mudarme nueve veces.

«Pero este es el último traslado, cariño», me había prometido mi madre en las últimas cinco. «Pero esta es la definitiva, cariño», me había prometido en las tres anteriores. «Tu nuevo hogar, cariño», me había prometido en la actual. ¿Qué si la creí? Pues no, ¿por quién me tomas?

No os voy a mentir en la primera página: habría hecho cualquier cosa para largarme de esa academia, si es que a eso, se le podía llamar academia. Un grupo de monjas tratando de meterme en la cabeza que nuestro Dios, todopoderoso, nos había creado y bla, bla, bla.

Si me lo propongo, aún puedo recordar a la hermana Matasia declarando que era hija de Satán  y que ardería en el infierno por ello.

Pero no os preocupéis eso quedó en el pasado.

Ahora estoy en Prince, donde es más importante tener un Maserati que tus notas. Donde todo gira entorno a un núcleo: dinero, rumores, reconocimiento, superficialidad, galas, dinero y más dinero.

Y aquí es dónde entro yo: no tendré ni dinero ni reconocimiento ni un Maserati. Sin embargo, otra cosa no, pero el buen físico que me ha dado nuestro Diosito, nadie me lo quita. Para que mentir, por aspecto podía hacerme pasar por uno de esos personajes con títulos.

Te preguntarás: ¿qué como he acabado aquí si no tengo dinero? Pues muy fácil, con un par de neuronas, una beca y montando un negocio de apuntes en el instituto. ¿Qué si es legal?, pues me temo que no, pero tampoco lo es requisarte el celular y se sigue haciendo, así que...

Que desconsiderada, ¿no?, bueno al igual todavía llego a tiempo para presentarme, sin parecer descortés. 

Soy Jera Murphy, diecinueve años, Pensilvania...

Bueno mejor nos saltamos la introducción desechable y vamos a lo que realmente importa: ¿Qué aspecto tengo?, pues el de una semidiosa, ¿qué esperabas?

Nah, realmente no soy nada del otro mundo: ojos celestes, pelo azabache, nariz respingona, la piel algo pálida y poco más. Sin embargo, lo que realmente marca la diferencia entre lo bonito y lo atractivo, es la confianza de uno mismo, y no es para alardear, pero de eso, yo ya tengo todas la ediciones coleccionadas.

Seguiría explicándote mi patética vida, pero de seguro que si ahora te dieran la opción de Netflix de saltarte el estribillo la pulsarías sin rencor ninguno y seguramente querrás saber de que carajos va esta historia. Así que seré tu hada madrina por un minuto, y te concederé el deseo.

Falsos prejuiciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora