Fireball

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-Entonces... ¿Lo tienes? -pregunto en un tono en el que podías imaginarte que saliera de todo menos algo bueno.

-Espero que salga bien... -dice rebuscando en el interior de su mochila-, como alguien me haya visto, voy a parecer un completo pervertido.

Me inclino para poder ver lo que ha traído.

No sé como se me las hago para pensar en este tipo de planes. Bueno, no sé si esto está a la altura como para llamarse "plan"; es más bien una de las estupideces que se me ocurren a las tres de la mañana, y me entra la necesidad de cumplirlas.

-Tranquilo, ese no es el motivo por el que pareces un pervertido -digo en modo tranquilizador.

Me lanza el equipo en la cara, ignorando mi comentario.

-¿Sabes jugar a fútbol? -inquiere Harper en un tono entrecortado.

Extiendo con cautela la camiseta del equipo, como si fuera un objeto de gran valor. El estampado es de un azul marino que más bien parece negro, lo que hace que el dorsal no pase desapercibido. Encima de la numeración hay un sello con el nombre de "Dobermans", anotado en la parte frontal del uniforme. Y en una esquina cerca del cuello, está marcado el emblema del campus. La verdad me imaginaba algo más llamativo, viniendo de la "prestigiosa"-más bien "costosa"-universidad de Prince.

-¿Y... Como decías que se jugaba a esto? -pregunto volviendo al tema.

Se recorre la cara con la mano en modo frustrante. Aunque puedo notar que detrás, se asoma una débil sonrisa; tipo «me rio para no llorar».

-Tú solo trata que no nos marquen y de salir de una pieza, ¿vale? -indica sin dar demasiadas vueltas al tema.

-Entonces soy ¿ofensiva o defensiva? -le vuelvo a preguntar por tercera vez, mientras me coloco la equipación.

-¿Tú qué crees? Acabo de decirte que intentes que no nos marquen -repite irritado-. Esto es de locos.

Me aliso la camiseta con la mano y quito un par de pelusas, de forma relajada.

-Tranquilo, piensa que nadie va a saber que soy yo -puntualizo.

Levanta una ceja como si no entendiera lo que le acabo de decir.

-El casco te protege, no te hace invisible, ¿recuerdas? -responde con un tono divertido.

Bueno no del todo, ¿no? Podría ayudarme a pasar desapercibida a ojos del público. Aunque, supongo que a una cierta distancia tal vez me pillarían.

-Me va un poco grande -indico mientras me miro en el espejo de los vestuarios. La verdad me queda bastante bien.

-Disculpe, ¿lo quería a medida? -pregunta con sarcasmo, sin despegar la vista de la prenda.

Enarco una ceja.

-Te veo muy estresado -comento cruzándome de brazos.

-¿No será, por qué pueden expulsarme del equipo? -indica con obviedad.

¿Por qué la gente tiene la manía de angustiarse sin razones? ¿Y lo bien que nos lo vamos a pasar?

-Al que van a expulsar; es al desgraciado al que estoy sustituyendo -aseguro con una mueca de lástima.

Niega con la cabeza, como si no tuviera remedio.

-Pobre Jimmie -murmura soltando una risa floja.

-Justicia para Jimmie -añado con el puño sobre el pecho, en un falso gesto de compasión.

-Por cierto. ¿A qué hora empezaba el partido? -digo cambiando radicalmente de tema.

Mira al techo con el ceño fruncido, como si el hecho de recordar le supusiera un esfuerzo colosal.

-Hace unos cinco minutos, diría... -asegura sin importancia-.Venga vamos.

Me coloco el casco sin ningún tipo de esfuerzo, y Harper tira de mi brazo para guiarme hasta la pista.

-Si estamos en la guerra, estoy seguro de que no te querría como enemiga -suelta de golpe-. Si solo le haces esto a Jaden para fastidiarlo...

-Tocarle los huevos -le rectifico orgullosa-. Y también es para vengarme por lo de la lista -añado como si fuera un dato irrelevante.

A lo lejos, se asoman dos pares de focos que intimidarían a cualquier ser mortal con dos patas. Los asientos prácticamente rodean todo el terreno de juego.

La gente estalla a gritos, y me gustaría alardear, que es por qué yo y Harper nos estamos adentrando, pero la verdad es que ni se han percatado de qué faltamos.

Tan pronto como pisamos la pista, el entrenador nos apuñala con la mirada. Bueno, más bien que apuñalar, es como si nos clavara una estaca en la yugular.

-¡¡Harper, Jimmie. Al campo!! -nos chilla con el rostro teñido de rojo por la furia.

A pesar del espasmo repentino por el grito; suelto todo el aire acumulado durante el momento. Mis músculos se reducen de golpe. Noto como mi color de piel vuele al instante, y mis piernas al fin responden. Como si mi cerebro hubiera perdido toda la capacidad de funcionar o el botón para enviar la información a mis articulaciones se hubiera taponado de forma brusca.

Dexter a mi lado, reacciona del mismo modo, y vuelve a respirar con normalidad.

-No la cagues -me advierte mientras corre en dirección al corazón del partido.

𝖓𝖔𝖙𝖎𝖙𝖆

Lo siento por no haber hecho un capítulo más largo, pero es que prefiero dividirlo en dos secciones. Espero que lo entendáis, aun así; lo siento.

PD: Espero que estéis disfrutando de la historia tanto como yo, y que os esté enganchando.




















Falsos prejuiciosWhere stories live. Discover now