Los amigos de tu enemigo son tus amigos

141 9 0
                                    

—¿Hans? —murmura Jaden no muy convencido.

—Harper —le corrijo cruzándome de brazos.

Dexter permanece a mi lado alternando la vista entre ambos, sin entender demasiado de que va la conversación

—Te dejo traer a dos amigos, y tú vas e invitas a ¿Harry? —repite por tercera vez Jaden.

Frunzo el ceño con indignación.

—¿Cuál es el problema? —digo en un tono algo entrecortado.

—Eso. ¿Cuál es el problema? —interviene Dexter disgustado.

Jaden le lanza una mirada intimidante.

—Tú a callar —gruñe en modo de advertencia.

Jaden me había invitado a una casa extraña que tiene en el monte, para celebrar la victoria del partido. He estado a nada de mandarlo todo a la mierda y contarle mi "asombrosa" jugada, en cuanto me ha explicado con satisfacción que él era el responsable de que ganarán. 

Me encantaría contaros lo que haremos en la cabaña, pero no le he prestado demasiada atención mientras me explicaba las actividades y esas cosas.

Detrás están los amigos del señor cabecilla, guardando la quinta caja de alcohol en el coche. 

Siendo sincera, no conozco ni a uno de sus compañeros, y no tengo la intención de dirigirles la palabra. Paren los típicos tíos superficiales, que su mayor preocupación es con cuantas se han acostado en una noche.

—Entonces, ¿para qué me dejas invitar a dos amigos? —le recuerdo sin mucho interés.

Jaden resopla pasándose la mano por el rostro, sin poder aguantar más las ganas de darme un puñetazo.

—Está bien —acepta no muy convencido—. ¿A quién más has traído?

La verdad, en ningún momento se me ha pasado por la cabeza traer a "alguien más", por una sencilla razón: no conozco a "alguien más".

Miro con perplejidad a Harper, como si él pudiera responder por mí o darme alguna idea.

—¿Y... bien? —pregunta ante mi silencio.

Aunque no lo demostrara, era consciente de que si me había dejado traerme a dos amigos, no era por qué se hubiera vuelto amble de repente. Si no más bien para recordarme lo sola que me encontraba.

Él levanta una ceja esperando una respuesta.

Me muerdo el interior de mi mejilla, pensando en las opciones que me quedan, o al menos intentándolo, porque no se me ocurría nada.

Le lanzo una última mirada a Jaden, antes de dejarlo solo y entrar en mi apartamento.

—¿Bebé? —lo llamo con la estúpida voz que se me pone cuando hablo con él.

Sale por detrás del sofá meneando la cola con mucho entusiasmo.

—Bichito —vuelvo a avisarlo mientras extiendo los brazos para abrazarle.

No sé en qué momento dejo de ser una completa trastornada con la vida, para ser dulce con mi perro. Si hasta da la sensación de que tengo sentimientos.

Doy un par de silbidos para que me siga hasta dónde están los demás.

—Ni de coña —suelta Jaden en cuanto ve cuál son mis intenciones.

Tampoco es que me esperara otra reacción, teniendo en cuenta cómo reaccionó Zeus con él la primera vez que lo vio... Vale sí, fue mi culpa, pero no me arrepiento de nada. Se estaban cogiendo demasiada confianza para ser el primer día que se conocían. 

Falsos prejuiciosWhere stories live. Discover now