Houston, tenemos un problema

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En el momento en que entre por esa puerta, todo se irá a la mierda.

Os pongo en contexto: es mi primer día y he tenido que tragarme dos tutoriales de como poner la desdichada corbata del maldito uniforme. Por qué según el señor director «no quiere que haya competencia con las marcas de ropa» —¿oyes mis carcajadas desde tu habitación?—, por favor..., si me alejo al estado de Texas, aún se puede ver quien es la patética que no sabe atarse una corbata. Que por cierto, llevo desatada. 

Al parecer el día en el que regalaban Teslas yo no estaba. Por qué si, Teslas, en plural. Pero no os preocupéis, que yo voy en skate. Podría decir que es para cuidar el medioambiente, pero la verdad es que soy de clase humilde. 

«¿Acojonada el primer día, Murphy?» Jamás, yo no conozco el miedo. 

Para que mentir, estoy aterrada y si hubiera otra palabra para definirlo, la usaría. Pero vamos a hacernos los valientes y entraremos por esa maldita puerta con el orgullo bien alto y con un skate en la mano—que por cierto, como lo tenga que llevar todo el día a cuestas..., muero en el intento—. Después del discurso creo que va siendo hora de que entre —la gente empieza a mirarme extraño.

 Por cierto, vamos a darle un momento al botón de pausa: 

Me temo que no leíste la letra pequeña antes de empezar a leer, así que voy a darte un par de avisos:

Primer disclaimer: si eres sensible a la vergüenza ajena, será mejor que renuncies con cuáles sean tus intenciones respecto a esta historia.

Segundo disclaimer: no hay segundo disclaimer, solamente me parecía absurdo poner únicamente uno.

Prosigamos:

Si hay algún problema que la música no pueda resolver, quiero que me lo digáis: si te sientes solo; escucha música. Si te sientes triste: escucha música. Si te sientes eufórico: escucha música. Si sientes pánico —como es en mi caso—, spoiler: escucha música. Es por eso que yo vivo con cascos.

 Que mejor momento para escuchar al dios Elton John, que este:

«¿Con una ansiedad que me llega a la punta de las pestañas?» Puede, pero no hay nada que un poco de maquillaje y Elton no puedan arreglar, así que eso no supone un problema para que yo entre con un orgullo irreconocible.

Me acerco, a lo que se supone que va a ser mi taquilla y trato de meter la combinación que el director me asignó el día anterior. Empujo el candado hacia mi dirección y como es de esperar: ni se inmuta, vuelvo a tirar de esta, pero sigue sin abrirse. Miro a ambos lados y me quedo pasmada al ver con la facilidad que retiran la cerradura los demás.

Hago el truco infalible, y doy un golpe contra el casillero. Tiro el skate con rencor dentro de él y vuelvo a cerrarlo.

Después de haberme paseado por media universidad entro en mi primera clase, biología.

—Llegas tarde —me informa la profesora. 

—El mapa que me han entregado en dirección es erróneo —trato de excusarme mientras cojo asiento al lado de la ventana. Al parecer no he sonado demasiado convincente, en todo momento no me ha quitado ni un segundo el ojo de encima.

—Soy Dexter Harper —me sobresalto, al enterarme de que hay alguien sentado junto a mí. Su cabello cobrizo y sus innumerables pecas, crean en mí, una especie de confianza extraña.

—Jera —me presento, tendiéndole la mano.

Pensé que me sacaría algún tema de conversación, puesto que fue el primero en presentarse, pero ni me dirige una sola mirada.

Falsos prejuiciosWhere stories live. Discover now