A lo Mario y Luigi

210 16 4
                                    

Spoiler: sigo sin saber donde se hacen las carreras.

¿Sabéis la típica pregunta que sale en los filmes? La de: ¿Dónde estaría yo, si fuera...? Pues me temo decirte, que en la realidad, este método no es aplicable. Llevo alrededor de media hora deambulando por las calles que rodean la universidad, preguntándome: ¿Si fuera un coche donde estaría?

Y no es por alardear, pero una cría me ha confundido con el Jorobado de Notre Dame. Si hasta me ha pedido un autógrafo. Sabía que la fama llegaría a mis pies, en un momento u otro...

Si fuera por mí, os aseguro que me quedaría en mi apartamento, pero no puedo estar un día sin fastidiar a alguien, y "ese alguien" es; Jaden Haidyn. Nah, también es porque los coches es algo que desde pequeña me fascinan, y si encima le añades carreras...

No sois capaces de comprender la adrenalina que se siente en el momento. Saber que tienes todo el control, es simplemente..., como si estuvieras al borde del éxtasis.

Gracias a que acabo de escuchar el sonido de un claxon, puedo confirmar mi teoría; de que los niñatos ricos son tan inútiles como para indicar su ubicación en una carrera ilegal.

Otra vez el zumbido de un claxon ensordece mis oídos, pero esta vez el ruido es más cercano.

-¡Jera, sube! -chilla una voz a mis espaldas.

Giro sobre mis pies, y de modo automático ladeó una sonrisa.

Porque sí, el inútil que está junto al auto esperándome es Jaden Haidyn.

Oh mierda, otra vez el corrector del maldito WhatssApp, ¿dije Jaden?, quise decir Harper. ¿En serio?, pensaste que Jaden...

-¡Jera que empieza en cinco minutos! -chilla Harper.

Me acerco a la puerta del conductor y la abro con algo de rabia. Pero a lo «friendly».

¿Qué haces? -me pregunta confuso.

-Conduzco yo -le informo.

A ver, antes de que me digáis algo tipo: «No puedes hacer eso», «es su coche» o «pobrecito». Tengo que decir en mi defensa; que tengo los depósitos de venganza desbordados.

-No hagas nada, de lo que pueda arrepentirme -me advierte, mientras se desliza hacia el asiento del copiloto.

Con un mohín confuso, tomo su lugar.

-¿Es en serio? ¿Te quito el volante y tú ni te inmutas? -le suelto, entornando los ojos.

El auto no es nada del otro mundo, comparado con lo que podrían llegar a traer los demás. Pero si sabes como manejarlo, puedes modificar sus defectos en tu beneficio. Y eso es lo que voy a hacer yo.

-Tú, solo intenta que salgamos de una pieza -murmura sin mucha confianza.

-Eso, es lo de menos -me apresuro a decir, con un tono indiferente-. Tienes que darme las indicaciones de...

Empiezan a oírse varios susurros de bocinas, que con mucha suerte no estarán a más de medio kilómetro, «con mucha suerte».

-¡Murphy, arranca! -gruñe Harper.

De una sacudida piso el acelerador hasta el fondo. Nos abalanzamos hacia delante de un golpe seco y el cinturón de seguridad se endurece en mi torso.

El auto empieza a avanzar a niveles que ni yo me hubiera imaginado para ese pobre, pero humilde chatarra.

-Izquierda -indica Harper en un tono tenso.

Cambio de dirección agarrando el volante con más fuerza. Nos metemos en un callejón algo angosto. Me inclino, entornando los ojos para tener una mayor visibilidad del camino.

Falsos prejuiciosNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ