2. Alerta

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Emilio.






































El estúpido despertador fue el responsable de mis gruñidos mientras me levantaba de la cama para ir a la escuela.

A pesar de que prácticamente terminé la Prepa aún me falta recibir algunas clases extras para prepararnos para la Universidad.

Que pérdida de tiempo. Aun no sé porque acepté, más bien, no sé porque mis padres aceptaron.

Da igual, una vez que me cambio con unos jeans rasgados y pegados envuelvo mi torso con una playera negra. Después tomo mi chaqueta y salgo no sin antes rociarme un poco de loción. Mi hermana menor de quince años, Adeley, está terminando de desayunar en el comedor.

— ¿Vienes conmigo o te vas caminando? — tomé ambas llaves, las de mi moto y las de casa. Adeley tenía las suyas.

— Prefiero caminar.

— Como quieras, mamá te dejó dinero debajo del florero — no espero respuesta de su parte. Una vez que tomo mi mochila salgo de nuestra casa. Me subo a mi moto y después arranco a toda velocidad.

Lo único bueno de que tus padres trabajen todo el día y regresen en la madrugada es que puedo hacer todo lo que quiera. Claro, haciendo a un lado a mi hermana que, por suerte, no necesitaba de mí para cuidarse sola.

Ambos somos tan parecidos, pero tan diferentes que la única similitud obvia que tenemos es ser hermanos.

Nuestro pelo es rizado, tenemos los mismos ojos y misma forma de nariz. Pero prácticamente no la conozco, sé que es muy aplicada en la escuela, más nunca sé lo que hace. Siempre se la pasa encerrada en su cuarto, solo sale para comer.

En fin, al llegar a mi destino aparco mi moto en el lugar de siempre donde me espera mi preciosa novia.

— Buenos días, baby — la atrapo en mis brazos mientras la abrazo y la aprieto contra mi pecho. Compartimos un lento beso para después encaminarnos a la entrada. Mi brazo está extendido en sus hombros y el suyo me abraza la cintura.

Algunas personas nos miran, más chicas que chicos. Pero eso solo hace que el ego de Keisly suba, ya que prácticamente somos los más codiciados de la escuela y para la desgracia de algunos estamos juntos.

Al llegar a nuestro salón indicado sonrío al ver a nuestro grupo de amigos.

Oliver, Alexis, Marco, Rayan, Mila, Luisa e Ingrid, la última es mejor amiga de Keisly.

Ella al verla corre a abrazarla mientras me encamino con los hombres y las chicas restantes se van con Ingrid y Keisly.

— Que onda, bro — intercambio saludos con los cinco.

— No ha llegado Arriaga, ¿verdad? — les pregunto por el docente a lo que ellos niegan.

— Sabes que debido a que nosotros ya terminamos él debe dar clases a quienes aún no, así que nos toca esperar — respondió Rayan.

— No entiendo porque si nuestro curso empieza tarde porque vergas nos citan tan temprano — gruñó Alexis.

— Quien sabe, pero mejor para nosotros — dicho esto procedimos a sentarnos mientras hablábamos de cualquier tema. Como por ejemplo, de que Oliver aún no reunía la valentía suficiente para decirle a Mila que le gusta o el porque a Marco se le olvidan tan rápido las cosas.

— Chicos.... — al escuchar la voz de mi novia procedo a voltearla a ver, pero cualquier tranquilidad que estaba sintiendo se esfuma al ver como saca de su mochila aquella Tablet. Ya decía yo que no la había perdido.

El Juego de la Muerte [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora