9. Nivel 2

495 114 115
                                    


Emilio.
































Mi cabeza da demasiadas vueltas por cada segundo que pasa, tengo entendido que en esta casa nada tiene sentido, pero, ¿cómo es que aquellos ojos carmín se habían convertido en gotas cafés? ¿de dónde salió este chico tan....distinto? Su cercanía fue tan hipnótica que por un segundo me sentí sin aliento e inmóvil. Fue como si me hubiera hechizado solamente con su mirada, pero cuando noté que sus ojos habían cambiado de tonalidad supe que ese chico no era como uno de nosotros, tenía algo, pero no sabía que.

Me sentí....fascinado.

Atraído hacia él.

Pero una vez que pude salir de aquel trance, formulé una pregunta, y su respuesta no fue lo que esperaba — Soy un jugador perdido y tú me acabas de rescatar.

Terminé igual de confundido, o hasta más, ¿qué rayos quiere decir eso?

¿Jugador perdido? ¿Rescatar?

No pude responder ninguna pregunta en mi mente porque la puerta de la habitación se abrió dando paso a varias miradas y explicaciones que no sabía como dar.

Ahora estamos todos en el mismo lugar, afuera de la habitación, en el pasillo. A mi lado permanece el chico de ojos carmín que ahora son cafés, no se ha movido de mi lado a pesar de que los chicos y chicas lo están acosando con demasiadas preguntas. Pero él no contesta nada, luce calmado y callado respirando pacíficamente como si no supiera que prácticamente estamos en un juego suicida.

— Entonces....¿apareció de la nada?

— Sí — le miré. Rayan era el único que no hablaba, se mantenía al margen formulando en su cabeza una buena teoría de la aparición del chico — No sé como explicarlo, sólo sé que apareció.

— Pero....— Luisa se acercó luciendo nerviosa y asustada por la nueva presencia entre nosotros — Gritaste, ¿te pasó algo? — desvió su mirada por mi cuerpo de forma rápida tratando de buscar alguna herida. Sentí pena al verla, era la más alterada, sus manos seguían temblando, no dejaba de llorar y no podía hacer nada para detener aquello.

Estaba a punto de responderle para calmarla, pero en cambio, sentí la suavidad de una pequeña mano asentándose en mi hombro. Mi piel se estremeció extrañamente ante ese toque. Automáticamente le miré, el castaño finalmente respondió algo, más bien, me contestó algo a mí con aquellos ojos preciosos fijos solamente en los míos— Los jugadores no pueden detallar a los otros players acerca de sus experiencias en los niveles. Está prohibido.

— ¿En serio? — pregunté. Él asintió.

— ¿Hay algo más que debamos hacer o saber? — Mila se apresuró a preguntarle, pero él no se inmutó, siguió mirándome mientras la ignoraba por completo con completa obviedad. Los chicos me miraron con gestos extrañados— Emilio — dirigí mi mirada a ella, su voz molesta me alertó — ¿Por qué te contesta sólo a ti y a nosotros no?

— Eh....— ceñí ante aquella pregunta que claramente no tenía respuesta de mi parte— Pues...

— Tal vez porque Emilio lo salvó — Marco opinó respondiendo por mí para mi buena suerte.

— Sí — respondí al instante para no lucir tan estúpido — Creo que eso suena lógico.

— Entonces pregúntale tú, tal vez el chico sepa como ganar esta cosa — murmuró Mila mientras cruzaba sus brazos. Los chicos asintieron luciendo de acuerdo con su sugerencia.

Así que, regresé mi mirada a la del chico, extrañamente aún me seguía mirando y eso solo me hizo sentir extraño conmigo mismo — Emmm — aclaré mi garganta antes de pronunciar alguna palabra — ¿Ha-hay algo más que debamos saber acerca de este juego?

El Juego de la Muerte [Emiliaco]Where stories live. Discover now