12. Deuda saldada

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"Tsunami" de The Limba se encuentra en multimedia. 🔥























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Contenido explícito.






























La alerta en aquellos orbes carmín había sido lanzada, cuando aquel tono aparecía nada bueno significaba, ya que aquel lado oscuro en aquel chico se activaba. Ese lado que le cambiaba completamente su forma de ver las cosas, su racionalidad, su tranquilidad y su control. El lado que le hacía hambriento de dolor, hambriento de sangre y frenesí. Aquel lado que le volvía un asesino gracias a su gran conexión con aquel juego.

O, mejor dicho, su juego.

Mientras el color rojizo se sigue infiltrando como un río en la cabeza de Joaquín, a su mente se viene un torbellino de todas las muertes que había provocado porque sí, en todas había sido él. Oh bueno, su otro él.

Pero en específico, fueron las muertes de este juego, el actual, el reciente y entonces, la sed de sangre se estanca.

Sus ojos permanecen abiertos y cuando aquellos cristales rojizos hicieron contacto con aquellos ojos oscuros sintió como una extraña pesadez se instalaba en su sistema, en su pecho más bien. Pero su mente le ordenaba seguir con las reglas estipuladas, debía impedir que aquellos chicos se acercaran a la bomba que él tenía en el nivel final. Ya que, nadie había vivido para presenciarlo, pensó que una bomba sería lo más sencillo de instalar en el nivel final, pero nunca se imaginó que desde que aquel chico rizado le miró por primera vez en aquella habitación suya todos sus planes se verían afectados.

Todo el juego había sido demasiado difícil y da la casualidad que desde que trató de transportarse por aquella televisión las cosas empeorarían más. Su conducto falló. En vez de llevarle a la casa devuelta lo arrojó en aquella habitación haciéndole entrar por la ventana cerrada provocándole que aquellos vidrios le cortaran el abdomen.

Él nunca había sido herido. Jamás. Nunca.

Y ahora, después de haber sentido aquella sangre, después de haber percibido como le llenaba el cuerpo y le satisfacía de una manera que jamás llegó a imaginar. Le encantó, no, le fascinó. Gracias a aquello descubrió que la sangre de Emilio le volvía delirantemente loco. Y quería más, no, no solo su sangre, quería que Emilio siguiera rozándose junto a él, que le chupara así como lo hacía, que jugara con su pecho tocándole y acariciándole de una forma tan adictiva que se moría por seguir en sus brazos que siguiendo con lo que él desde un principio estipuló.

Emilio le volaba la cabeza, de eso estaba seguro. La forma en la que lo acariciaba, en la que lo tocaba y en la que lo miraba como si realmente le deseara.

Era....era como si después de tantos años por fin tuviera algo.

Algo que no le hacía daño, sino, le hacía bien. Más que bien.

Ahora, ambos chicos compartían sus miradas. Una que lucía hambrienta de algo y otra completamente alerta con una pizca de miedo que era obvio de notar. Joaquín notó la mirada asustada de Emilio y por un momento pensó en que si lo asustaba, el rizado dejaría lo que estaban haciendo, así que trató de controlar sus impulsos. Dado a que ahora tenía algo dentro de su trasero palpitando con rigidez y eso le creaba otros impulsos en mente.

El Juego de la Muerte [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora