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Domingo, 7:28 pm.

Finalmente Valentina se miraba al espejo con el atuendo ganador, iba de negro, semi formal, un top que dejaba ver su abdomen y un pantalón ancho pero que "resaltaba su trasero" según Fernanda cuando lo había comprado, le gustaba como se veía, el autoestima jamás había sido un problema para la menor de los Carvajal, el cabello lo llevaba suelto como de costumbre pero con un hondulado que le había tomado algo de tiempo. Percatandose de la hora tomó su teléfono y llaves para ir en busca de su acompañante.

Juliana esperaba pacientemente en el recibidor del edificio, mientras apreciaba su reflejo, nerviosa por ver a Valentina y por lo que verían en la galería, al menos se veía bien, el rojo le sentaba bastante bien, eso le había dicho su madre muchas veces, aunque cualquier color o estampado para ser honestos. Miró su teléfono, por la hora ya la castaña debería estar por llegar y lo confirmó al recibir un mensaje que le indicaba que ya la estaba esperando en la camioneta.

La brisa acariciaba sutilmente su cabello, que ya de por sí se movía por la manera tan atractiva en la que caminaba, además el rojo de ese conjunto, blazer y pantalón e vestir le sentaba de maravilla pensó Valentina. Respiró hondo y suprimió todo deseo, necesidad o impulso homosexual que pudiera espantar a la diseñadora... Aunque igual y cualquier cosa homosexual ni siquiera debería ser literal porque ella no era lesbiana, hetero curiosa en ocasiones pasadas pero no había ido más allá.

Juliana abrió la puerta de la camioneta y subió a ella con la confianza de ya conocer bien el automóvil.

- Estas preciosa, Juliana... Definitivamente desapercibida no es precisamente como vas a pasar hoy. - Una sonrisa nerviosa cruzó los labios de Juls.

- Pues... Tu tampoco estas interesada en pasar desapercibida, Val. Estas muy guapa. -

- Bueno, con suerte un par de ojos lindos nos puede conseguir hablar con el autor de los cuadros ¿no? -

- Esperemos que si. - Le dedicó una sonrisa y asintió, para poner en marcha el auto hacia la exposición.

Durante el trayecto la ya muy usual tensión entre ellas estaba allí, intercambiando miradas rápidas y sonrisas tímidas y difíciles de reprimir. Juliana era totalmente consiente de la sensación que tenía, como cuando fue a su primera cita estando en la universidad, la cosa es que esto no era una cita y que la ojiazul no tenía interés romántico en ella... Y si tan solo lo tuviera, no se lo pensaría dos veces para dejarse llevar por los encantos de la castaña.

Por supuesto que la diseñadora no podía estar más equivocada, si que la otra chica tenía un interés en ella, apenas y había dejado de pensar en Juliana un par de minutos al día, en su voz, su cabello, su risa, su sonrisa, sus ojos, sus manos, sus gestos, apretó el volante un segundo y agitó sutilmente su cabeza, para sacar aquellos pensamientos de su cabeza.

- ¿Estas bien? - Inquirió su copiloto, percatandose de la actitud de Valentina.

- Si, si. Solo... La galería. - Al acercarse al lugar, ambas chicas miraban detenidamente el edificio al que se aproximaban.

- ¿Habías venido antes? - Preguntó Juliana, con una mirada de reconocimiento al sitio.

- No... Pero luce increíble, no puedo creer que nunca lo haya visto. - El bar se veía algo concurrido así que tuvieron a aparcar unos 15 metros más adelante de la entrada.

Lienzo y Armas || JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora