Capítulo 20: Steve Stevens

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Obviamente eso no la detuvo.

-Ethan, el hecho de ignorar lo que pasó no cambiará lo sucedido.

-¡No quiero! ¡Él ya no existe!

-¡Ethan, basta! Ya llegaste demasiado lejos con esto de intentar borrarlo de tu memoria.

-¡No me importa! No digas ese nombre.

Desde el fondo del pasillo, mi padre nos observa con cautela. Él siempre ha sido de carácter pasivo, prefiere observar y esperar y sólo actúa cuando considera que su intervención es necesaria.

-En algún momento vas a tener que afrontarlo, tarde o temprano vas a tener que aceptar que Steve murió.

Steve.

¿Hace cuánto que no escucho ese nombre?

¿Por qué tuvo que decirlo? ¿Por qué no podía callarse?

De un momento a otro, comencé a sentirme algo mareado.

-Ethan, ¿estás bien?-escucho la voz preocupada de mi madre.

-Estoy bien, sólo...no vuelvas a decir ese nombre.

-Ethan, no puedes ignorar por siempre el hecho de que tu hermano no está.

La miro con frialdad-¿De qué hermano hablas? Yo siempre fui hijo único.

-Ethan...

-Tú y papá sólo tuvieron un hijo, y ese hijo soy yo.

Le cierro la puerta antes de que pueda decir otra palabra. Comienzo a caminar de un lado a otro, ansioso.

Ese nombre...

Steve.

Me esforcé tanto en olvidar que existía y mamá sólo me lo hecha en cara.

En un intento de calmarme, comienzo a morderme las uñas con desesperación. Creo que incluso me mordí un poco la piel y hasta me saqué sangre, pero apenas lo siento.

Steve... Steve... Steve...

Me duele la cabeza, mi respiración se acelera, mi corazón late muy rápido.

Cálmate...

Reprime el dolor...

Reprime el dolor...

¡Reprime el dolor!

Ya no aguanto. Salgo corriendo al baño de mi habitación, y apresuradamente subo la tapa del inodoro.

Entre arcadas, empiezo a vomitar con violencia.

Intento levantarme, creyendo que ya terminé, pero otra arcada me obliga a seguir vomitando.

Cuando termino, levanto la cabeza. Siento un sabor amargo en la boca y también en la nariz.

Eso fue...

Bajo la tapa y la palanca para que el agua se lleve todo el vómito.

Tomo un vaso y lo lleno con agua del grifo, tomo un poco, hago gárgaras y luego la escupo.

Tomo mi cepillo de dientes y procedo a intentar quitarme el sabor y olor a vómito de la boca.

Luego de terminar, salgo del baño y voy a mi cama.

Me siento en ella y comienzo a derramar lágrimas y a sollozar.

¿Por qué tenía que decir ese nombre?

...

Luego de dos horas me tranquilizo, mi cara está pegajosa con las lágrimas y mis ojos seguramente están rojos.

AidenOnde as histórias ganham vida. Descobre agora