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Capitulo 32. Comienza el derrumbe.

Cerré la puerta de mi habitación con sumo cuidado. Quité mis zapatos, quité mi ropa y mi ánimo no servía en esos momentos. Se suponía que debía de estar feliz, porque al fin estoy con el chico que me gusta, pero estos tres meses que han pasado fueron de lo peor.

En primer lugar, le he seguido ocultando a Jacob que mi compromiso se adelanto y eso me esta perjudicando un poco, me refiero a que no paso tiempo con el por estar con Elisa y su estúpida emoción con los preparativos. No estoy para eso y me cansa. En segundo lugar, mi cumpleaños número dieciocho se esta acercando. No es algo que me ponga feliz, porque ya saben lo que me espera y sinceramente no tengo cabeza para pensar en algún plan para destruir ese matrimonio.

Era un caos, de verdad que lo era y hasta este punto me estoy rindiendo, pero a la vez veo a Jacob y sé que soy feliz con él. Así que tendría que luchar para estar con el cueste lo que cueste. Saqué mi pijama y estaba dispuesta a recostarme en mi cama y dormir, pero Donna entró con galletas y una malteada con chocolate.

– Hola, cariño. ¿Cómo te fue? – rodé los ojos – Oh wow, parece que no muy bien.

– Odio a Elisa, la odio como no tienes idea. – rio. – Es desesperante, ni siquiera se a que voy cuando ignora mi opinión. – expresé molesta. Dejo mi comida en la mesa de noche y se sentó a mi lado. – Esto apesta, Donna, no se que haré para detenerlos.

– No eres una superheroína para detenerlos, solo debes ser inteligente. – suspiré.

– Tampoco me servirá, ellos están tan empeñados en ese compromiso. – me refería a mis padres.

– Entonces lo único que te queda es huir. – se que lo dijo como broma, pero para mi no lo era.

– Si tengo que llegar a esos extremos...lo haré.

– Solo estaba bromeando, cariño. – sonrió de lado. – Pero si te resiste a la idea de no casarte, creo que un excelente plan es que lo dejes plantado en el altar y hagas un protesta en contra de toda esa gente que lo único que les importa es el poder. – mojé mis labios.

– Mejor me quedo con la idea de huir. – escuché su risa. – No sé, tal vez pueda comenzar una buena vida lejos de ellos.

– ¿Y la escuela qué? – hice una mueca.

– Donna, es muy difícil. – me queje.

– Yo se que lo es, pero debes pensarlo mejor.

– ¿Y si Jacob se presenta a hablar con mis padres? – pregunté de repente – O sea que venga y los dos podemos hablar con mis padres y presentar soluciones. ¿No crees?

– No se si sea buena idea meter a Jacob en esto, pero ¿Cuáles soluciones? – me levanté.

– No lo sé, que encuentren más socios, hasta el padre de Jacob puede hacer negocios con mi padre. – ella hizo una mueca. – Piénsalo, Charlie tiene una gran pizzería que es muy famosa por el vecindario donde vive, estoy segura de que sería un gran éxito como el Club.

– Puede que si lo sea. – lo pensó mejor – Pero en ese caso también tendrías que convencer a los padres de Jacob y a él. Ah, y también buscar a más socios que quieran trabajar con tus padres, sin importar el que. Con eso estoy segura de que tus padres lo aceptarían – sonreí.

– Obviamente que lo aceptarían, se que odian a los padres de Paul.

– También lo odian a él. – reímos. – Solo organízalo mejor y si necesitas ayuda, me lo dices. – asentí con la cabeza.

Te quiero conmigo (Libro I) (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora