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Capitulo 40. Momentos que son oro.

–           ¿Sadie? Sadie – podía escuchar una voz a lo lejos. Como un llamado del más allá. – Sadie – fue mas fuerte y con golpes en la puerta.– ¡Sadie! – abrí los ojos lentamente. El sol ya entraba por mi ventana y la persona que me llamaba era Donna.

–           ¿Qué paso? – murmure, sentí un agarre en mi cintura, pero presentía que eran las sábanas.

–           Baja a desayunar.

–           En un momento voy. – talle mis ojos.

–           Y por favor, vístanse.

–           ¿Qué? – fruncí el ceño. ¿Vístanse? Abrí los ojos como si me hubieran asustado cuando recordé a Jacob. Estaba a mi lado, desnudo y agarrándome de la cintura. – No puede ser – susurré. – ¿Donna nos vio? Oh my god. – cerré mis ojos y la vergüenza llego a mí. Jamás me habían cachado con un chico en la cama.

–           Mmm....

–           Joder – arreglé mi cabello. – Jacob – comencé a moverlo. – Jacob, despiértate.

–           ¿Mmm? ¿Qué pasa? – frunció el ceño, pero seguía cerrando los ojos.

–           Nos vieron, eso es lo que pasa.

–           ¿Tus padres? – se levantó asustado y por un momento quise reír.

–           No, si fueran mis padres ¿Crees que estaríamos vivos? – soltó una risa. – Fue Donna, aunque bueno...ella es como mi madre. – mordí mi labio.

–            Ya me habías asustado. – volvió a recostarse.

–           Creí que te irías en la noche. – me recosté en su pecho.

–           Yo también lo creí, pero tu cama es muy cómoda. – reí. – Aparte me tenias demasiado entretenido con ese cuerpo. – murmuro con voz ronca y eso me derritió.

–           Ay si, todo fue mi culpa. – rodé los ojos.

–           No me querías soltar, es más... – me subió a su regazo. – tu me dijiste que te provocara todos los orgasmos posibles y lo hice ¿No? – me sonrojé.

–           Que presumido eres y no lo hiciste. – bromeé, claro que lo hizo.

–           Esa ni tu te la crees. – reímos.– ¿Dormiste bien?

–           Más que bien. – sonreí. – Esta es la primera vez que dormimos juntos.

–           Se siente muy bien. – nos miramos fijamente.

–           Si, se sintió muy bien. – me acerqué a el para besarlo. – ¿Quieres desayunar?

–           Claro, a ti, si es posible. – volvió a devorar mi boca y me separé riendo.

–           Que chistoso eres. – me levanté.

–           No estaba bromeando. – mostro un rostro serio, pero se que lo hacia para jugar.

–           Tal vez en otra ocasión será. – alce la ceja. Aunque borre mi sonrisa, ya que no sabía si esa "otra ocasión" existiría. Jacob se quedo callado, muy pensativo a mi parecer. – ¿Todo bien?

–           ¿Qué?

–           ¿Todo bien?

–           Si – sonrió – Vamos a desayunar. – Se levantó de la cama y besó mi frente. Fue inevitable no abrazarlo, el sentir su piel junto a la mía era la mejor sensación en el mundo. No sabía que esta intimidad que teníamos la iba a disfrutar tanto y estaba segura de que lo extrañaría horrores.

Te quiero conmigo (Libro I) (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora