14- Cepillar el Cabello

694 75 4
                                    

Es muy curioso que varios matraces hayan desaparecido , y yo sé que tú tienes algo que ver con eso.—

No puedes acusarme así nada más.—Una risa se escapó entre sus dientes.—No tienes pruebas, NERD.—

Nop, no tengo pruebas pero tampoco dudas, como la ves, chula.—

Cómo bien dijo Flug, algunos  matraces  de su laboratorio habían desaparecido de un momento a otro, y estaba seguro de ello por la manera en que siempre etiquetaba y organizaba todo lo que estaba ahí, a diferencia de Demencia qué ha sido todo lo contrario. Nadie más que ella seria la potencial y principal sospechosa de cualquier delito implicado.

Su celda y bolsillos se inspeccionaron, y no había rastro alguno de las cosas, el único sitio que faltaba para inspeccionar era nada más y menos en su enorme cabellera dónde ya se le había cachado antes esconder o tomar cosas de ahí.

Cómo era costumbre ella no estaba de acuerdo; se encontraba sentada de piernas y brazos cruzados en una pequeña banca mientras que el científico apurado con un enorme cepillo peinaba su cabello, era algo así como una tarde de chicas pero en vez de diversión y chismes eran regaños y acusaciones. Poco a poco estaba sacando artefactos y cosas qué había olvidado después de cada cierto número de cepilladas.

Era todo un tesoro escondido, uno no muy peculiar qué podría ser anhelado por algunos, ¿Podían creer que hasta tenía objetos antiguos? Quién sabe de donde los habría conseguido.— Después tú y yo vamos a tener que hablar... si es que lo puedo conseguir.—

Ella no decía nada en absoluto; se sentía su impaciencia cada vez que golpeaba con su pie el piso y en cada bufar suyo.—¿Ya vas a terminar, Flug?—

Tu no te mueves hasta que encuentre mis matraces.— Su mirar iba de arriba y abajo, al mismo ritmo que las cepilladas. Por supuesto no iba a perder la vista para nada, ella era muy impredecible y aunque conocía sus movimientos se tenía que tener cuidado con ella en lo absoluto.

Una caja de cartón se estaba llenando; Habia peluches, prototipos fallidos, una que otra joya de Black Hat, comida echada a perder y... Una fotografía de Demencia y el en un intento de abrazo con un corazón pequeño dibujado.

Estaba algo sorprendido; tomo la pequeña foto y la observó por unos segundos anonadado y un poco perplejo.

Oye tú.— Pico un par de veces el hombro de Demencia, ella volteo al instante con el ceño fruncido.—¿Ahora qué? ¿Ya encontraste tus matracas?—

Matraces , iguana inculta.— Le corrigió.— Y no, encontré algo qué no me esperaba.— Le mostró la pequeña fotografía que era al puro estilo Polaroid; ella se había puesto pálida al verla.—¿E-Esto es tuyo?—

El científico no quería malpensar, pero le impresionaba un poco que su compañera tuviera algo de él guardado en su cabellera, en cambio la iguana giraba su mirada a todos los alrededores para no tener que verle a la cara.—¡Puff! ¿Que no es obvio?...—A partir de ese momento comenzaba a titubear y los nervios estaban saliendo al flote, algo que no ocurría ni siquiera con Black Hat.— N-No te voy a explicar, eres un cerebrito, ya d-deberías de saber.—

Bueno... Es que me impresiona.— Rasco su nuca.— No pensé... que la guardarías.— Tenía una sonrisa dibujada de oreja a oreja, una genuina.

—¿Porque no la guardería? Fue cuando fuimos a ese parque de diversiones.— Se cruzó de brazos con un poco de rubor en sus mejillas.— Me da asco admitirlo, pero fue un día muy divertido cuando fui contigo. Hasta me caías bien.—

El doctor sentía una calidez en su corazón, era algo muy tierno que valía la pena escuchar de su boca. Eso demostraba que sí lo apreciaba a pesar de todo, como el a ella aunque tampoco lo admitía.— Ya veo, Demensa.— Acarició su cabeza y la despeinó un poco; no pude evitar sentir ternura. En cambio Demencia empezó a retorcerse, ella sí le daba un poco de asco sus muestras de cariño.—¡Jaja! Si me quieres, te lo voy a recordar cada vez que me fastidies. Haber si así te aplacas.—

Hazlo y pagarás las consecuencias.—Sonrío amenazante.

Sí, sí como digas ¡Date la vuelta y continuemos con tu greñero!—

¡Pensé que me la perdonarías, no es justo!—

El doctor continuó cepillando su cabello, con la diferencia de que ahora su malhumor se había desvanecido un poco con tan grata sorpresa hallada en cabellera verde fosforescente. Le alegraba que su cariño al menos era correspondido, de alguna forma.—¡Ves! ¡Tú tenías mis matraces, iguana ratera!—

PaperLizard: Drabbles Disque Empalagosos [Flufftober 2021]Onde histórias criam vida. Descubra agora