CHAPTER XXII

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CHAPTER XXII

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TODOS SE ENCONTRABAN EN SILENCIO, EXPECTANTES DE LA situación frente a sus ojos. Agnys, la hija del Dios Hades había escapado de la Isla y no lo había hecho sola. Los anteriores reyes de Auradon temblaban sobre sí mismos, si tan solo algunos pocos hijos villanos habían logrado salir, no se imaginaban lo que podría ocurrir si todos se unían por aquel objetivo. Nunca hubieran creído que su única salvación sería la hija de Maléfica, quién intentaba calmar la situación para que nada grave ocurriera. 

Si Agnys lograra convencer a los chicos de Auradon que su objetivo era justo, sería su fin.

Kiara y Zahid no sabían que pensar de la situación. Agnys era su amiga, fueron de las únicas personas que la integraron allí, sabían de su propósito y una mínima parte en su interior, quería que lo cumpliera. Sin embargo, no reconocían a esta nueva Agnys que se encontraba frente a ellas. Esta diosa estaba rodeada de venganza y destruiría todo a su paso con tal de conseguirla, y sus engaños en la Isla les demostraron que hasta pasaría sobre ellas de igual forma.

¿Acaso la Agnys que conocieron en Auradon no era la verdadera? ¿Esta ambiciosa, cruel y despiadada diosa era su verdadera personalidad?

No querían creerlo, pero con el pasar de los segundos, esa esperanza iba desvaneciéndose.

Peyton y Evangeline eran otro caso, el primero compartía todo lo que la peliazul había dicho en el discurso. Los niños de la Isla no debían sufrir por los errores de sus padres, al conocer a Agnys supo que todo lo que le habían dicho sobre ellos era erróneo. La diosa lo inspiraba de una manera que nunca había sentido y empatizaba con ella, a tal punto, que deseaba que lograra su cometido. 

Auradon debía aprender de sus errores.

Evangeline siempre fue fiel seguidora del trabajo duro, después de todo, eso fue lo que su madre le había enseñado desde que nació. La morena veía mucho de su madre en Agnys, ella no se rendía, defendía sus ideales y sabía perfectamente que, si este plan de la diosa fallaba, ella iba a idear otro, y otro, y otro. Y de alguna forma, eso la hacía sentir orgullosa.

AGNYS | descendantsWhere stories live. Discover now