DUDA PARTE II

1K 96 107
                                    

"Eres, sin duda, mía. Y soy, sin duda, tuyo. No importa nada. No importa lo que hagamos, lo que deseemos, lo que esperemos. No importa otra vez la distancia, ni esa pequeña muerte de la ausencia; no importa ya ni el tiempo, ni el olvido, ni la sangre buscándote, ni el mutilado encuentro. Eres ya mía, mía, sin palabras, sin giros, sin metáforas; mía ya sin ti misma, como tuyo sin mí: los dos en uno, sin nosotros."

Jaime Sabines


POV Armando Mendoza

Hay dudas que se llevan en lo más profundo del corazón.

Hay otras tantas que se disipan con el tiempo, sin necesidad de sobre analizarlas, cambiando su estado profundo y filosófico a algo más sencillo, más perfecto.

Las mías sobre Beatriz se disiparon hace tanto, y nacieron de esos sentimientos tan extraños, tan sublimes que me había despertado, que se manifestaron con el tiempo, que terminaron por sentarse y declararse cuando confronté mis verdades.

Yo no tenía duda de mi amor hacia Beatriz, ni ese estado filosófico perpetuo ni de los griegos como Sócrates, ni de Descartes, simplemente a través de mi duda nació mi verdad, desdeñé mi verdad y simplemente sabía que a Beatriz jamás la dejaría de amar.

Pero había otras tantas, sobre el qué pasaría, sobre qué resolvió Beatriz después todo ese día...

Y ahí estaba, tratando de dormir después de apagar la luz pues Camila se había rendido sin dudar, mientras yo pensaba en todo lo ocurrido, mientras disfrutaba de la calma que me dio Beatriz al permitir confesarme, mientras cedía ante Morfeo sin rechistar, con la plena certeza que en mi vida existían dos personas, dos mujercitas específicamente que me devolvieron la tranquilidad que no sentí desde que embargué la empresa de mi familia.

Sencillamente hasta mis demonios me permitieron descansar, dando paso a un nuevo día recordando que se me repitió el mismo sueño de Beatriz frente al mar, con el agregado que poco a poquitico me acercaba a ella sin el llanto que se presentó anteriormente, sino con la calma de verla así de contenta.

Había dudas si, pero también determinación, esperanza, ganas de aprovechar mis día, revolviéndome en la cama hasta que me encontré de lleno con Camila dormida boca abajo que babeó completamente la almohada.

–¡Ay Camila! –musité con una sonrisa, instándome a tomar un baño y dejarla descansar.

Hasta parecía que el agua ayudaba a despejar mis dudas y miedos, hasta parecía que mi cuerpo empezaba regresar a la vida, una que esperaba compartir con alguien más, pensando en ello mientras iba al vestidor y elegía ese traje que usé la última vez que nos besamos, que compartimos el hueco sin llantos ni reclamos, ese gris oscuro que sabía le gustaba tanto, acompañado con la camisa oscura y corbatica uva y ahora sí salir de ahí para ir a la empresa y seguir con la táctica, pero Camila ya estaba despierta, pasando su mano para limpiarse la baba que cubría hasta su mejilla derecha.

–Sigues igualitica... –acusé entre risas mientras me veía con un puchero, hasta que lo cambió por una sonrisa completa.

–¡Pero qué bien te ves! –exclamó Camila muy sonriente –No me digas.. quieres sorprender a Betty –soltó burlonamente mientras negaba divertida, pero me negué a responder eso o le daría cuerda y vaya que no la necesitaba. –...¿A dónde me vas a invitar a desayunar? –sondeó levantándose de la cama mientras abría su maletica en el suelo.

–Cami es que tengo que ir a Ecomoda... –expliqué avergonzado, pues ella era mi visita y sin embargo, mi corazón pedía comprobar el dudoso estado en que me encontraría a Betty después de lo ocurrido. –...Aunque puedo llegar tarde... –apunté recordando la sentencia que me lanzó en la noche, aunque mis demonios refutaran pues no verían a su ángel personal temprano.

Me enamoré por primera vezWhere stories live. Discover now