A near perfect birthday

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La noche caía con el pasar de las horas.

A través de la ventana, Jungwon podía ver como el sol se ocultaba, y las estrellas comenzaban a aparecer.

Jay admiraba el cielo de reojo, era muy hermoso. Y esa belleza otra vez le apretaba el corazón de una manera extraña.

Era otro de sus tantos déjà vu.

Y para cuando ese pinchazo paró, ellos ya estaban estacionados en el lugar que ambos acordaron visitar.

El mirador.

Ambos salieron del auto, uno de ellos con la canasta de comida y el otro con algo que era misterioso.

Jungwon lucía superemocionado, se sentía con en un drama de romance, él junto a su novio admirando la ciudad como si fuera su futuro. Porque si, Jungwon se imaginaba un futuro con Jay, aún sabiendo que eso no era correcto.

Ya no le importaba nada.

No importaba si no era real, si nació en un laboratorio o si es una máquina, él lo quería.

Él lo amaba.

Y no había ninguna persona en el mundo que pudiera cambiar eso.

Jay era su salvación, así como su nueva razón de vivir.

Tal vez no lo conoció de la mejor manera posible, pero estaba tan agradecido que hubiera aparecido en el momento más tormentoso de su vida.


—Jay hyung— el mayor se volteó a verlo — Ah ... — No estaba seguro de decirlo aún —¿Podemos empezar a degustar de la comida?—

—Claro, creo que es un buen momento para hacerlo—


Jay estiró lo que era una manta para que se pudieran sentar de manera más cómoda en el pasto.

Jungwon se sentó y abrió la bolsa donde estaba la comida; repartió platos y cubiertos para poder iniciar.

Su hyung le sirvió una porción mediana, pero Jungwon aún seguía hambriento, así que le pidió un poco más.


—Es que aún tengo hambre, además el tteotbboki se ve delicioso— dijo Jungwon excusándose

—No te preocupes Jungwon, está bien que comas—

—¿Te puedo servir yo?— Jay asintió


El menor le sirvió una gran porción, pues su hyung no había comido más que el desayuno, no deseaba que eso le afecte más tarde.

Se acomodaron, y mientras merendaban compartieron palabras como usualmente lo hacían, se metían a un mundo donde solo ellos dos existían.

Ellos contra el mundo.

A veces Jay se callaba únicamente para contemplarlo hablar.

Jungwon había progresado muchísimo, hasta podía decir que ya no había mucho rastro de su depresión; aún era algo inseguro, sin embargo, poco a poco la seguridad llegaba en sus palabras, al igual que el atrevimiento.

Había hecho un buen trabajo.

Jungwon también había hecho un buen trabajo con él.

Jay jamás creyó poder entender el amor, era un sentimiento que no le era permitido, pero su pequeño hizo que ese bloqueo descendiese a 10%.

Jungwon le enseñó y entregó su amor, un amor que quería proteger y cuidar.

No iba a negarlo, tener pensamientos amorosos por el pequeño Yang hacía que le doliera mucho la cabeza, pues aún tenía ciertos problemas para procesarlo, sin embargo, valía la pena sentir algo de dolor por él.

𝑳𝑶𝑽𝑬𝑩𝑶𝑻  [𝖩𝖺𝗒𝗐𝗈𝗇]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora