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Incluso después de haber pasado dos semanas, los estragos de la resaca de John continuaban persiguiéndolo como si fuera un Testigo de Jehová empeñado en entrar a su apartamento. Ahora era capaz de decir que le había pasado ambas cosas, la segunda antes de que la primera, por supuesto. A pesar de haberse tomado las aguas medicinales que Herc le había preparado durante los primeros días, su cabeza no había dejado de zumbar. Sin embargo, había empezado a sospechar que quizá no solo era por la resaca, sino porque tampoco su horario de sueño había sido el mejor últimamente.

De hecho, había considerado ir a hablar con el sujeto de la biblioteca, alias Washington, alias el jefe de Alex a quien él llamaba "Wash", igual que Laff. Y, por supuesto, eso no tenía nada que ver con que estaba evadiendo a los verdaderos profesionales que podrían ayudarlo. En realidad, era porque estaba sospechando que podía ser uno de los efectos de la reencarnación, más cuando estaba seguro de que la mayoría de sueños no eran sueños en absoluto, sino recuerdos.

Recuerdos que no sabía que tenía guardados y de los que prefería deshacerse de inmediato, porque era imposible ignorar que lentamente estaba uniendo puntos y reconociendo a personas de su anterior vida en la que estaba viviendo ahora. Por lo que temía no ser capaz de diferenciarlos a la larga, o provocarse más dolor por algunas personas que prefería solo mantener como amigos. Lo necesitaba como amigo. Necesitaba a Alex como amigo.

De repente, como si lo hubiera llamado con la mente, su celular vibró y en la pantalla vio que Alex le había enviado un mensaje:

ACABO DE LLEGAAAAR DEL TRABAJOOO

SIGUES DESPIERTO?

Hola a ti también.

¿Mejor hacemos llamada?

#TBT

nice

✔ 11:37 P.M

John sabía que Alex no necesitaba de una confirmación suya para que lo llamara al instante. De inmediato, contestó la llamada y la puso en altavoz —una de las ventajas de vivir solo—. Se levantó del sofá y dejó el celular en el mesón de la cocina. La voz de Alex no tardó en seguirlo por toda la habitación.

—¿Cómo está mi veinteañero favorito?

—Primero, ¿qué es eso del hashtag? ¿Algo con the best time? ¿El mejor tiempo de qué? —abrió la nevera y sacó una bolsa con varias rodajas de pan.

—John. Por favor, no me digas eso.

—¿Que no te diga qué?

—Nada —la voz de Alex se escuchaba sonriente—. ¿Cómo te fue a ti?

—Horrible. Pero eso es normal. No soy Alexander Hamilton, por lo que no puedo hacer tareas en hibernación. ¿Tú?

—Yo hice mis tareas en hibernación. Ja —bromeó—. Ahora, sí, en serio, ¿no necesitas ayuda?

—Para quitarme el dolor de cabeza, sí.

—Para la próxima no bebas como irlandés.

—Herc anda bueno y sano. Mucho mejor que yo —sacó también una lechuga—. Espera, ¿próxima vez?

—¿Tu cumpleaños no es el veintiocho?

—¿Cómo sabes cuando es mi cumpleaños, Alex? —John pronunció lentamente, para que incluso si estuvieran a cinco pies de distancia, él le pudiera entender.

—¿No me lo dijiste? Estoy seguro de que sí.

—Nunca —le puso queso a su pan.

—¿Crees que sean recuerdos residuales?

Pasado Imperfecto - TDA #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora