Capítulo XVIII

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Saber los secretos de alguien te puede ayudar, ¿no?

Yo deseaba tener todos los secretos de mi gobierno, para poder manejarlos a mi antojo y encargarme de dominar el mundo... ¡Okey no! Eso sonó muy villano de caricatura de Disney.

El punto es que a veces eso sirve, sino, entonces, ¿por qué papá me sobornó una vez a los once para que no le dijera a mamá que me dejo en casa de Vale para irse con su padre a un juego de béisbol?

Según él habíamos ido a la ciudad por un par de gráficos que necesitaba para su trabajo.

Conocer a las personas a veces requiere de ciertos sacrificios y es que realmente nunca conocemos a otros del todo, usar los secretos de alguien en su contra es vil.

Pero también te da cierto poder.

Había adquirido una deuda con mi odioso vecino, me tenía colgando de un hilo.

Dependía de él, ya que si no aceptaba la dichosa condición me delataría con mis padres.

No quise comentarle nada de lo que sucedió ese día a nadie, ni a mis padres, se había convertido en un secreto privado y para que Luca no hablara tendría que cumplir con la condición que me impuso, pero yo no quería hacerlo.

Hubiera sido justo que tuviera uno de sus secretos y así yo también tendría que condicionarle, en parte esa situación también me había conducido hasta ese lugar.

Mis padres estaban en sus trabajos, mamá cerraba tarde esa noche y papá llegaría a casa por la madrugada debido a el tráfico de la ciudad. Recuerdo que era un miércoles por la noche, la luna tenía apenas la figura de una sonrisa torcida, que se asemejaba a la de el gato de Alicia en el país de las maravillas...

Habían transcurrido tres días después de lo ocurrido en la feria. Si Luca no hubiera sido el único ser humano capaz de alterar la tranquilidad de mi mejor amigo, no habría insistido, si tan solo yo hubiera sido consciente de tanto...

Hay momentos en los que uno actúa de manera impulsiva, destruye todo lo que toca sin pensarlo, las personas asemejan a un desastre.

Yo era un desastre en definitiva, me podía comparar casi con un tornado...

Los martes Luca salía más temprano de su casa, en mi mente rondaban miles de preguntas.

¿A dónde ira?

¿Por qué sale sospechosamente?

¿Luca tenia un misterio?

¿Por qué sales de noche?

No lo sabía, descubrirlo era lo que necesitaba, solamente de esa forma tendría algo que me llevaría un paso adelante de él.

La señora Hopper era muy amable, tan sociable y fácil de tratar, no se veía como una madre estricta. Era diferente a la mía.

Valería iría conmigo esa noche, ¿a dónde? No lo sabíamos.

¿Y si Luca hace cosas malas?

¿Y si es un asesino?

No me había preparado para ninguna de esas respuestas pero en ese momento ya era demasiado tarde para pensar en las respuestas, Valería estaba a mi lado, sentada en el asiento del piloto en el auto de Charlie. De alguna manera logro que su hermano nos prestará su automóvil.

¿Y si te enamoras de mí? ©✔ En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora