𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 ━━ 𝖲𝖺𝗇𝗈 𝖬𝖺𝗇𝗃𝗂𝗋𝗈

━━ 𝟢𝟣𝟦: 𝙻𝙸𝚂𝚃𝙰 𝙳𝙴 𝙳𝙴𝚂𝙴𝙾𝚂

𝓤na Moon de catorce años de edad, casi quince, caminó con sigilo a espaldas de su hermano mayor. Aún cuando no había abandonado la residencia de la feliz familia Kishaba, pero sus padres ya estaban en trámites del divorcio y quedaba realmente poco para que Moon se marchara a vivir con Sora a un apartamento más céntrico en la región de Kanto.

Una pequeña sonrisa se deslizó por los labios de la joven, sintiendo que en aquel momento no estaba sola y que su difunta hermana gemela estaba a su lado, caminando con sigilo, tratando de que Aki no las pillara infraganti mientras Moon blandía unas afiladas tijeras.

Sun y Moon eran cómplices de los crímenes; no se salvaban ni una porque todo el mundo sabía que allá donde estuviera el sol, estaba la luna. Y aunque casi todas las travesuras las ideaba Sun, Moon era la que las llevaba a cabo e incitaba a su gemela a hacerlas también; porque la mayor de las hermanas se solía echar para atrás con frecuencia. Cosa que Moon jamás hacía.

Sun siempre ponía el cerebro y Moon las agallas. Eran el equipo perfecto.

Aki se encontraba contemplando la noche desde el porche del dojo donde Moon tantas veces fue maltratada por el hombre que ahora no salía de su cuarto por no cruzársela por los pasillos de la casa, y Moon vio la oportunidad perfecta. Siendo lo más sigilosa que podía, agarró la coleta de su hermano mayor siendo sutil, aferró las tijeras al cabello negro de Aki y cortó sin pensárselo dos veces justo por encima de la goma.

—¡Lo conseguí!— bramó, saltando al jardín con la coleta de su hermano en una mano y en la otra blandiendo todavía las tijeras con las que había realizado tal fechoría. —Te he pillado con la guardia baja, aniki.

—¿Qué...?— con la mirada exorbitada, Aki se llevó una de su manos a su pelo y notó la ausencia de su coleta. —¡¡Te mato!!

Moon rio, comenzando a correr por el jardín siendo perseguida por su hermano mayor. La muerte de Sun estaba reciente, y aún la seguía imaginando a su lado aunque le hiciera daño. Así que, mientras la luna iluminaba la estancia, Moon miró a su izquierda y se imaginó con todo lujo de detalles, mientras aún se desternillaba de la risa por la cara de su hermano, el rostro de Sun. El como ella reía, o sus ojos se achicaban al solo sonreír. Podían ser gemelas, pero en muchas cosas eran distintas.

La sonrisa de Sun era más deslumbrante que la de Moon, y sus actos más puros y desinteresados. Moon, anteriormente, sólo actuaba para su propio beneficio. Pero, quizás, ahora había cambiado de opinión. No quería que la marea la arrastrara, quería nadar en su contra como Sun hubiera hecho si siguiera con vida.

Por un momento, la joven que siempre batallaba consigo misma, sintió paz. Como si la guerra se hubiera terminado en su propio interior. Solo eran risas, y su sol al lado como si éste jamás se hubiera ido y siguiera apreciando la belleza oculta de la luna tan sombría que era ella.

Pensó que volvía a ser aquella niña que cometía fechorías con su hermana; esa que quería escapar junto a Aki para poder ser feliz lejos de los Kishaba.