LIBRO IX. Capítulo 2: Reina Uranus

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Capítulo 2

Reina Uranus

La sala de Entrenamiento de la base de los guardianes, no se diferenciaba mucho de un gimnasio común, tenía las mismas herramientas, como pesas y maquinas similares de ejercicio, para las personas de otras realidades, había algunas que ni siquiera podía saberse para que servían, no había nadie en ese lugar, salvo un guardián de plata llamado Paul Tapia que se encontraba golpeando lo que parecía un saco de Boxeo, no había nada raro a excepción de que el saco tenía una especie de medidor que mostraba un número que para los que entendían esa tecnología era muy alto, mas eso no parecía importarle a Paul quien se encontraba golpeando furiosamente el saco una y otra vez mientras este se balanceaba rápidamente hacia atrás y regresaba rápidamente a su lugar de origen para ser empujado nuevamente.

- ¡Maldita, Maldita sea!, ¡La tenias al alcance de tu mano, idiota! ¿Cómo pudiste dejar que se la llevaran?, Maldito Gantz cuando te encuentre te voy a...

La celestial conocida como Rei Ayanami había caído en manos de algo desconocido que al parecer provenía de Gantz. Aunque no la conociera muy bien y a Paul más de una vez le habían dado ganas de romperle el cuello, le habían arrebatado a una buena mujer frente a sus narices y lo peor de todo es que cuando intento salvarla una fuerza superior a la suya, lo lanzo lejos y ya no tuvo tiempo de seguir en ese lugar antes de que el ejercito zombie estuviese a punto de atraparlos, finalmente se desquitó lo suficiente y dejo de golpear el saco, pero olvidó una cosa importante... cuando dejas de golpear uno de esos, debes sujetarlo para que no te dé en las narices, cosa que no hizo y el resultado de ello fue bastante predecible, a Paul el saco le dio de lleno y fue lanzado hacia atrás cayendo de espaldas y dándose un golpe fuerte contra la pared. Estaba tan enojado y frustrado que no amortiguó para nada el golpe

- Jujuuju – sonó una risa divertida.

- No me hace gracia... – dijo molesto sobándose la cabeza y recuperando la conciencia

- Estas igual que tu discípulo Shirou Emiya, jovencito.

- En vez de reírte a mi costa ¿Por qué no me ayudas a levantarme? Y no es mi discípulo, solo le di unas lecciones obvias igual que... caminar – Paul se detuvo al ver a su interlocutor, lo cual le causó una gran sorpresa.

- Me alegro de que te encuentres mejor jovencito, veo que tu sentido de la autocompasión no ha cambiado ¿verdad?

- ¿Tseuyun?

Paul estaba frente a su maestra Tseuyun totalmente perplejo, no podía dar crédito a sus ojos.

- Muchacho ¿piensas seguir mirándome con la boca abierta o vas preguntarme tus dudas? Por mi está bien así, es muy interesante ver como se te cae la baba – dijo riendo francamente, no era siniestra ni malintencionada, solo era alegre y sincera.

Paul efectivamente tenía la boca abierta y se le caía la baba, después de corregir ese vergonzoso momento, mira a su maestra asegurándose de que realmente era ella.

- ¿Es esto lo que llaman Intervención Divina? Se supone que estas muerta.

- Gracias por el cumplido muchacho – dijo sarcástica – a diferencia de ti tengo mucho tiempo libre, por algo lo llaman el descanso eterno, de buena fe he venido pero no me puedo quedar, ya que estoy aquí solo para sacarte de algunas dudas, no puedo esperar a que casi te mueras como la ultima vez ya que te necesito vivito y coleando.

- ¿Cómo se que no eres un servidor de Gantz tratando de engañarme?

- No te será posible leer mi mente ¿acaso quieres sacarme la verdad a la fuerza?

- Bueno.......yo...

- Los jóvenes de hoy en día – dijo suspirando, llevaba un bastón común y corriente para sostenerse – debí enseñarte más cosas aparte de tener un poquito más de fe en ti mismo, bueno una vieja ochentera como yo no estaba para corregir a un niño llorón en ese momento. Bueno gracias a mi conociste a tu amigo el centinela, ahora escucha, realmente no tengo mucho tiempo, he venido para responderte algunas dudas, se me ha permitido hablar contigo puesto que eres una pieza esencial en esta nueva guerra, lo que está sucediendo solo es la punta del iceberg, las decisiones que tomes tu y los tuyos repercutirán en la existencia del Cosmos como no te imaginas.

En Busca de la OscuridadWhere stories live. Discover now