EXTRA 🎄✨🎅🏻

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AMBER

―Kyle, ponte más a la derecha ―me quejo mientras acomodo el celular en la mesa de mi sala de estar para que Kyle esté bien posicionado para el video―. Estás tapando todo el árbol de navidad.

Y habíamos estado horas para armarlo. Ayer por la noche a Maia y a Dylan se les ocurrió la brillante idea de armar el árbol de navidad a la una de la mañana. Se suponía que lo íbamos a armar hoy con la luz del día, pero ellos estaban tan aburridos que Kyle y yo accedimos para dejar de escuchar sus quejas molestas.

Cuando fuimos a la cocina a pedirles a mis padres que nos fueran a buscar el árbol de navidad al sótano, se rieron porque pensaron que era un chiste. Cuando se dieron cuenta de que hablábamos en serio, se volvieron a reír y nos dijeron que no.

Así que no nos quedó otra opción que buscarlo nosotros mismos. Tuvimos que encender velas porque la lámpara del sótano estaba rota. Y sí, por mi cabeza pasaron todos escenarios de payasos comiéndome, muñecas poseídas y extraños viviendo en mi sótano listos para matarme. Lo que sinceramente hubiese preferido antes de tener que escuchar la vocecita molesta de Dylan en mi oído diciendo "vamos a morir, vamos a morir" a cada paso que dábamos adentrándonos en el sótano.

Entre que no encontrábamos el árbol dentro de las miles de cajas que mis padres guardan sin razón alguna, el hecho de que Maia vio un ratón (un ratón de verdad, no a mi perro) y Dylan gritó provocando que a Kyle se le cayeran las velas que tenía en las manos, todo fue de mal en peor.

Finalmente usamos las linternas de nuestro celulares (¿por qué no lo habíamos pensado antes?) y luego de que Kyle me hiciera piecito, encontramos la dichosa caja donde estaba guardado el árbol de navidad junto con los adornos.

Fue difícil decorar el árbol porque Ratón saltaba y quería comerse las bolas pensando que eran pelotas para jugar, pero pudimos terminarlo. Y hoy Maia y Dylan habían salido a comprar tonterías de navidad para ponernos encima.

―¿Aquí estoy bien posicionado? ―quiere saber Kyle.

Vuelvo a mirar la pantalla del celular. Kyle, al igual que yo, se puso uno de los sweaters típicos de navidad. El de él es rojo con bolas de nieve de felpa y el mío es verde con diseños de la cara de Papá Noel. 

―Mmm, un poquito más a la izquierda ―le indico.

Él resopla, pero lo hace. Lo adoro porque cuando le conté la idea del video se puso rojo de vergüenza diciendo que no iba a poder hacerlo porque lo haría mal, pero aquí estaba, intentándolo.

―¿Me puedes decir de nuevo quién pidió este tutorial? ―rezonga.

―La gente en mi blog lo está pidiendo ―repito―. Desde que subí una foto mía y detrás salía el calcetín de conejo en la mesa de luz, me preguntan por él.

Kyle oculta una sonrisa, definitivamente le gusta que hayan preguntado por el calcetín aunque no lo admita.

―¿Qué dijeron exactamente?

Saco mi celular del bolsillo de mi pantalón y busco la captura de pantalla.

― "Quiero saber cómo hizo ese conejo", "Eso es un calcetín? Necesito saber cómo lo hizo" ―leo en voz alta―. Y luego otras personas poniendo, X2, X3, X4.

―¿Eh? ―pregunta Kyle frunciendo el ceño― ¿Por qué multiplican?

―Están repitiendo el comentario anterior, como diciendo que ellas también quieren saber.

―Ahhh, entonces cuando tú me dices "te amo", yo puedo decirte X2.

Arrugo la nariz.

―No si quieres seguir siendo mi novio ―le advierto― ¡Dylan! ―lo llamo a los gritos.

La ConsejeraWhere stories live. Discover now