Un Secreto de Dos

3.2K 331 41
                                    

La misión había sido un éxito. Pues Mori y Fukuzawa estuvieron de acuerdo a que el Soukoku fuera de los principales a enfrentarse contra la organización contraria.

Dazai hacía una algarabía por una de sus muñecas lastimada. Se quejaba mucho de dolor, mientras era atendido por Kouyou, quien le hacía un nuevo vendaje alrededor de su muñeca después de acomodarla bruscamente.

— ¡D-DUELE! Y no me gusta sentir dolor...

Hacía pucheros, aprovechando para recargarse en Chūya luego de que ambos terminaran en el mismo sofá.

El pelirrojo traía una herida en el cuello y parte de su brazo izquierdo. Era mucho más doloroso que el doblez de la muñeca de Dazai, pero evitaba hacer escándalo.

— Chūya, ¿no te duele?

Su preocupación por la falta de movilidad de Chūya era mucho más grande que su dolor. El ejecutivo se mantenía serio, sin decir una sola palabra, hasta que desmayó sobre Dazai, débil.

— ¡Chūya!

— ¡Chūya-kun!

Kouyou y Osamu lo auxiliaron. Hasta que minutos más tarde recuperó la consciencia, algo mareado y aún débil. Apretaba una de las manos de Dazai para darse valor. Tenía miedo. Miedo de que se enteraran de su verdad, o peor aún, de que se hayan enterado mientras se encontraba inconsciente.

— ¿Pero qué...?

Abría sus ojos. Su visión era borrosa y sus mareos fuertes. Se aferró a Dazai, acurrucándose en él de manera en que acostumbraban cuando estaban solos. Kouyou estaba confundida.

— Tranquilo, Chūya. Mori-san te administró suero y eso te hará sentir mejor. También revisó tu brazo y cuello y puso más vendas...

Era preocupante para el pelirrojo. Si tanto habían hecho por él, ¿significaba que ya habían notado su venda en el vientre, rodeando su cintura?

— D-Dazai, v-vamos a mi casa... Llévame, por favor... Necesito...

Cubrió su boca con ambas manos, mirando la jeringa y aguja en una de ellas. Kouyou decidió salir de la habitación, no muy convencida, pero parecía que esos dos se llevaban bastante bien y necesitaban un poco de privacidad.

— Calma, Chūya. No dejé que nadie mirara más allá. Mori-san sólo te quitó el chaleco para revisar el brazo. Y con el cuello no hubo problema. Sólo... Sé más cuidadoso y discreto con eso. Sabes que habrá problemas...

De los ojos de Dazai brotaban lágrimas, mientras sujetaba ambas manos de Chūya, acariciándolas suavemente. Chūya también estaba llorando.

— Tú decides, Chūya. Quieres terminar conmigo pero los dos tenemos algo en común, algo que debemos cuidar y proteger, juntos.

Sonrió tierno, limpiando las lágrimas que también Chūya derramaba.

— ¿C-Cómo lo supiste...?

— Es lo de menos—. Besó la mano del ejecutivo. — Dime, Chūya. ¿Seguirás con la idea de ser padre soltero o afrontaremos esto juntos?

— Dazai, yo... También tengo la posibilidad de abandonarlos...

Dazai sintió un vacío al escuchar aquello. ¿Será que Chūya en realidad no quiere tener a sus hijos?





Final feliz, pero se acercan cosas tristes, difíciles, más NO muertes.
Y tres wawas traviesas.

MAMÁ CHŪYA [SOUKOKU]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora