Tan Parecidos a Nadie

2.7K 264 127
                                    

Pasaron las horas. Chūya ya tenía a dos de sus pequeños junto a él, envueltos en una sábana cada uno.
Una pequeña bebé azabache y un pequeño con albinismo, dormidos plácidamente en sus brazos.

Dazai lloraba ante la hermosa imagen. Traía dos bolsas llenas de cosas para Chūya y los bebés, pero había un tipo de encubadora a escasos metros de Chūya que llamó su atención.

Se acercó a Chūya y a los pequeños más cercanos e hizo una pequeña muestra de cariño.

— Que hermosos se ven los tres juntitos, Chūya—. Limpió sus lágrimas, y se aproximó a la frente del pelirrojo para besarla con cariño. Así mismo, dió un pequeño toquecito en la nariz de Atsushi y Gin.

— G-Gracias... Pero... ¿No es extraño que ninguno se parezca a tí o a mí?

Preguntó avergonzado. Él en verdad había deseado niños pelirrojos o parecidos a Dazai. El castaño sonrió.

— Esto es porque ambos tenemos habilidades, Chūya. Gracias a las habilidades, los hijos no heredan mucho los rasgos físicos de sus padres, pero pueden heredar el carácter y el tipo de sangre.

Respondió seguro de sus palabras. De nuevo, volteó hacia la encubadora y notó que le hacía falta un bebé a Chūya. Quería conocerlo pronto.

— Chūya, ¿y el otro niño?

— Por allá. Salió defectuoso, me hizo sufrir bastante, fue el último y por su culpa tuvieron que cortarme más en la cirugía. Es Ryūnosuke, si quieres ir a verlo, ve Dazai. Pero sigo molesto con él.

Dazai sintió un golpe en su pecho tras las palabras de su esposo. ¿Era enserio? ¿Enojarse con un bebé? Por alguna razón, creía que Chūya no estaba hablando enserio. Caminó hacia la encubadora, y pudo apreciar a un pequeño ser bastante blanco, pero sin ser albino, moviendo sus piernitas y brazos, inquieto. Tenía oxígeno y algunos enchufes en su pecho. Estaba al descubierto.

Dazai sonrió.

— Hola, bebé Ryū. Soy papi. Pronto saldrás de ahí y podrás estar con tus hermanitos y con mami también.

— ¡Conmigo no estará ese niño, Dazai! ¡Me hizo mucho daño! Además, tiene una enfermedad en los pulmones que lo acompañará de por vida y que no le causará la muerte.

— No hablas enserio, ¿verdad, Chūya? Tú quieres y amas a bebé Ryūnosuke así como a Atsushito y a Gin.

Estaba decepcionado, pero el pelirrojo no parecía cambiar de opinión. Se enfocaba en darles mucha atención a Gin y a Atsushi, aunque tampoco era como si pudiera trasladarse tan pronto a ir a atender a Ryūnosuke.

— Dazai... ¿Y si abandonamos a Ryūnosuke afuera de un Orfanato? Ellos se harán cargo de su enfermedad... Nos ahorraríamos mucho dinero y sufrimiento...

— ¿Estás loco, Chūya? ¿Crees que me atreveré a eso? Ryū es nuestro también y tiene que estar con nosotros dos.

Chūya se quedó en silencio durante un rato.

Ryūnosuke empezó a llorar.

— No entiendo cómo es que no puedes amar a los tres por igual. Son unos inocentes...

Dazai observaba a Ryū. Quería sacarlo de ahí y arrullarlo en sus propios brazos. Le parecía tan pequeño e indefenso. Lloraba por los dolorosos pensamientos de Chūya.

— L-Lo siento, Dazai... Lo intentaré, aceptar a Ryūnosuke... Pero cuando enferme, serás tú quien se hará cargo.

— ¡No me importa! Por Ryū o por cualquiera de los tres, incluso por tí, Chūya, yo... daría mi vida.






MAMÁ CHŪYA [SOUKOKU]Where stories live. Discover now