Ryū Dignidad-Orgullo

2.2K 242 39
                                    

Pasaron dos meses, Dazai y Chūya ya habían podido regresar a su trabajo en la Port Mafia durante la tarde. Pero entonces, ¿Qué sucedió
con los tres bebés?

Los niños no se quedaron solos ni con desconocidos. Los llevaban bien envueltos en una canasta resistente que sujetaba Dazai, incluso cuando se trasladaban en motocicleta.

Debían ser cautelosos al llegar a la sede, de no ser vistos por alguien más. Si no había nadie cerca, podían entrar con rapidez, cuidando de que ninguno de los niños llorara.

— Luz verde, Dazai. Apresúrate.

Susurró Chūya luego de asegurar soledad. Traía sus cosas necesarias del trabajo, mientras Dazai traía la canasta con los niños. No podía llevar la cuna móvil porque se vería más obvio.

Ambos se apresuraron hasta llegar a una habitación. Pronto, cerraron la puerta con seguridad para que nadie entrara. Sacaban con delicadeza a cada niño para recostarlo en la gran cama de la habitación. Muy al centro.

— Mira, Chūya. Lo hermosa que es Gin. Seré un papá celoso con ella cuando crezca y nos presente a su novio.

Recostó a Gin, y le acomodó mejor sus guantes. Tenía sus mejillas rosadas y Dazai no pudo resistirse a darle un ligero pellizco, sin lastimarla.

— Sí. También yo. Mira a Atsushito, es una cosita tierna. Parece el hijo de la nieve.

Pronunció Chūya con cariño, mientras lo observaba.

— Atsushito bebé es muy guapo, Chūya.

Dazai sostenía ahora a Ryūnosuke. Un Ryūnosuke llorón que no quería separarse de él. Sostenía con sus manitas la camiseta de Dazai, y hacía pucheros, mirándolo. Era mucho más apegado a su padre que a su madre.

— Oye, Ryūnosuke. Deja a Dazai, debemos ir a trabajar o se hará tarde.

Regañó. Quiso quitar a Ryū de los brazos de Dazai, pero el niño se negaba a estar con él.

— Ryū, ven con mami. Si quieres comer, puedo alimentarte antes pero tienes que venir conmigo.

Ahora era Chūya quien suplicaba a Ryū su cariño. El niño azabache sintió el rechazo de su madre desde que nació, y ahora que Chūya quería remediar las cosas, Ryū ya no quería aceptarlo.

— Ryū, Chūya y yo debemos ir a trabajar. Ya nos pasamos diez minutos, bebé.

Ryūnosuke se acurrucó más en el pecho del joven del vendaje, y se negaba a quedarse dormido. Sentía que si se dormía, Dazai iba a abandonarlo con sus hermanos en esa cama, y no estaba equivocado.

— Bien. Escóndete a Ryū en tu ropa, Dazai. Ese niño no va a soltarte nunca.

Chūya resignado.







Ya sabemos quién será el wawa más problemático.

MAMÁ CHŪYA [SOUKOKU]Where stories live. Discover now