Capítulo 19.

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Vanessa.

Me encuentro nerviosa. Hoy es la citación para pelear la custodia de mi hija.

Hace dos días que no sé nada de Tommy, no me siguió, gracias a Cody, quien estaba llegando a la fiesta, fui a casa de mis padres y he estado ahí desde entonces. Lo difícil fue Cindy, pues no ha dejado de preguntar por Tommy.

Layla, intuyendo que algo iba mal, le dijo que estaba de viaje por una emergencia de trabajo. Hoy la dejé con mi familia, incluso los amigos de mi hermana están ahí para cuidarla y distraerla.

—Vanessa, tranquila, no dejaremos que te la quiten.—Me calma Julio.

Lo reconozco por su ropa, al parecer en el trabajo si usan trajes, camisas y corbatas distintas.

—Pensé que Tommy igual vendría.—Comenta Jaime.

Aún cuando sigo molesta con él, hay una parte de mi que desea que aparezca, pero a medida que pasan las horas y no llega me comienzo a entristecer.

—No hablen, solo me ponen más nerviosa.

—Nessa, tranquila, tú has dado todo por Cindy, ese imbécil lamentará lo que está haciendo.

—Caso número 07, por la custodia de Cindy Davis.

Mis piernas tiemblan mientras camino hasta la oficina.

El juez está sentado y solo me genera más miedo.

—Buen día a todos.—Nos saluda.—Supongo que saben para que estamos aquí. Así que... ¿Ethan Allen, está presente?

—Sí, señor.—Habla el que desgraciadamente es el padre de mi hija.

«¿Cómo pude enamorarme de este imbécil?»

—Muy bien ¿Vanessa Davis?

—Soy yo.

—Perfecto, ya conozco a sus abogados así que empecemos. ¿Señor Ethan, por qué está peleando por la custodia de la niña Cindy Davis?

—Es mi hija, Vanessa no me deja verla ni compartir con ella.

—Bien, señorita Vanessa...

—Tuvo a mi hija, no es señorita.—Lo interrumpe Ethan.

—Lo siento, supongo que aquí no tengo el acta de matrimonio de ambos.—El juez observa a Ethan.

—Nunca nos casamos.

—Eso es lo que creí. Escuché señor Ethan, para ella seguirá siendo señorita hasta estar casada, que usted no le diera un anillo antes de dar un bebé, no significa que yo le pierda respeto o la denigre.

No sé si reírme, aplaudirle al juez o sacarle la lengua a Ethan. Sin embargo solo aprieto mis manos.

—Continuando, señorita Vanessa ¿Por qué no lo deja ver a la niña?

—Me abandonó un día después que le dije que estaba embarazada, tenía dos meses, desde entonces no estuvo para mi hija, ella creció conmigo y mi familia.

—Traté de formar parte de la vida de mi hija, tú no me dejaste.

—Aparecer una vez anualmente no es querer formar parte de su vida, no eres militar para tener una excusa lo suficientemente convincente del que hacías el resto del año, ni siquiera trabajas.

Uno de los gemelos pone una mano en mi hombro y me controlo.

—Señor juez, mi cliente si trabaja.

—Será desde hace media hora.—Murmuro.

Un nuevo comienzo.Where stories live. Discover now