13. Diario de Vivian

40 12 6
                                    

12 de octubre del 2015

Querido diario.

Sé que hoy en día nadie escribe ya así, y que probablemente suene infantil el estar dirigiéndome a un trozo de papel como si fuera una persona. Pero ya me conoces, soy de espíritu joven y no lo puedo evitar. 

Hoy te escribo para contarte algunas de las cosas nuevas que han estado pasando desde que empezó el curso. Solo llevamos un mes, pero te aseguro que ha sido intenso, y no lo digo por decir o porque tenga complejo de protagonista. Tengo muchas cosas por contarte, ya que desde el verano no te he escrito. Espero, no te hayas enfadado conmigo, pues tienes que entender que ya tengo catorce años y no tengo todo el tiempo del mundo para escribir cuando quiera. Además, estos últimos meses las chicas no han parado de hacer planes y yo apenas he estado por casa, aunque eso a mamá no le ha gustado demasiado. 

Como te iba diciendo, este curso han pasado varias cosas. Para empezar, estoy algo agobiada con todo el temario que estamos dando, aunque Ángela me diga que eso no es nada comparado con lo que vendrá. Eso también me preocupa, no ser capaz de poder con los estudios futuros. Pero tampoco te voy a mentir, ahora mismo mi cabeza anda metida en otros asuntos menos engorrosos que estudiar. No sé qué me ha pasado, porque hasta el momento me daba igual, pero últimamente pienso bastante en chicos. 

No es que yo esté enamorada, ni que me guste nadie. Aunque algunas de mis amigas han empezado a tener novios y darse besos. Es por todo, no sé, por los chicos en general. En agosto, Ryan, el que vive en mi calle, me dijo que le gustaba. Y a ver si adivinas cuál fue mi reacción cuando me intentó besar... ¡Exacto! Le dejé allí plantado, con los ojos cerrados y los labios buscando en el aire como si fuera un pez. No te creas que soy mala persona, pero es que eso fue demasiado para mí. Ryan y yo nos conocemos desde que nacimos, así que todavía no entiendo cómo pudo pensar que yo correspondería ese beso. Desde ese día no nos hablamos, y por lo que sé, el muy asqueroso le ha ido diciendo a sus amigos que sí nos llegamos a besar. ¿Por qué será que los chicos se comportan así? Ojalá intentara volver a besarme porque le daría una bofetada y bien merecida. 

Pero a parte de Ryan, han sido varios los chicos que noto que me miran de forma distinta. Será por las hormonas y esas cosas que mi hermana dice. Ella tiene novio, y a veces, si le insisto mucho, me cuenta algunas cosas que me hace prometer no decirle a mamá. 

Y luego está ese chico de clase, Luke. Nunca antes lo había visto en el pueblo, pero todos dicen que es de aquí, incluso él mismo me lo dice. ¿Será que he estado viviendo en un mundo paralelo y no lo sabía? Luke es como un grano en el culo. Vamos juntos a todas las clases, para mi desgracia, y siempre encuentra alguna forma de sentarse a mi lado y molestarme con sus preguntas mientras yo intento que los profesores no nos llamen la atención. Y ya no solo eso, sino que me da la sensación de que su único propósito es hacerme sonrojar por tonterías. Y no porque me guste, sino porque yo soy muy susceptible a ponerme roja. 

Además, se pasa tooooda la mañana mirándome. Hoy, por ejemplo, estábamos en clase de matemáticas, y al girarme para pedirle un lápiz a Lucas he visto por el rabillo del ojo que el puñetero Bennet me estaba mirando con una sonrisa en la cara desde la otra punta de clase. Siendo como soy, porque es que me saca de mis casillas, le he enseñado mi dedo medio y me he vuelto a girar. Y así es todos los días. Cuando entro por la puerta de clase, es el primero en saludarme, pero siempre de alguna forma tonta. Otras veces, me lanza papelillos desde la última fila, porque, ah, no lo había mencionado, pero Luke es el típico chico popular que va de malote, y eso a mi me crispa. Es que no lo entiendo, ¿qué pretende demostrar la gente así? 

La cosa es que el otro día al salir de clase me dijo que yo le iba a terminar cogiendo cariño. ¡Yo! ¡A él! Y a veces se pasa de idiota y me dice que a ver cuando quedamos y cosas así. 

De verdad, diario, ¿qué he hecho yo para merecer esto?

Se despide, Vivian.


P. S. : Aunque no te puedo negar, y que esto quede entre nosotros, que muchas veces consigue hacerme reír. Más de las que me gustaría admitir. 


La historia que nunca ocurrióDove le storie prendono vita. Scoprilo ora